En el tren.
Hay en el interior de las personas otras luces además de las que sentimos, vemos. . ¿ A qué me refiero ? No lo sé explicar muy bien. Es más una intuición . Esas luces guardan silencio la mayor parte del tiempo. De repente aparecen en la pupila enamorada, o en la chispa divertida del iris. Parece como que el ángel de esa persona se asomara a vernos.
Ríe una niña entrando en la estación de La Floresta . Con esa misma alegría , tan contagiosa, penetra la luz de la mañana , merodea por el vagón de un modo alado , busca, descubre el amor escondido de una anciana que dormita bajo un silencio acogedor. Esa luz que ha entrado con la sonrisa de la niña atrae hacia ella a la señora y juega con ella sin que se percate.
A eso me refiero.
Esa luz nueva la acogo. No le digo nada a nadie porque pensarían que estoy muy mal. Tal vez lo estoy. ¿Qué importa?. Acoger es un deseo de enamorado. Dejar hacer. Quiéreme como si no hubiese mañana.
¡Luz!.: me la bebo a chorros.
“Light
ResponderEliminarLight
The visible reminder of Invisible Light” (TS Elliot)
"Luz,
Luz,
el recuerdo visible de la Luz Invisible"
Yo tb la "acogo", hahahahaha
ResponderEliminar¡Gagagaga!
ResponderEliminarLa entrada de hoy me ha recordado estos versos:
ResponderEliminar«y por el agujero que coses en tu media
sale el sol y se llena todo el cuarto de luz».
Son versos del poema de Raúl González "La calle del agujero en la media", que termina con el tremendo verso:
«Decir “yo he conocido” es decir: Algo ha muerto».
Os dejo el poema entero, y abajo el enlace, con el poema recitado por el poeta:
La calle del agujero en la media (1930), Raúl González Tuñón:
Yo conozco una calle que hay en cualquier ciudad
y la mujer que amo con una boina azul.
Yo conozco la música de un barracón de feria
barquitos en botellas y humo en el horizonte.
Yo conozco una calle que hay en cualquier ciudad.
Ni la noche tumbada sobre el ruido del bar
ni los labios sesgados sobre un viejo cantar
ni el afiche apagado del grotesco armazón
telaraña del mundo para mi corazón.
¡Ni las luces que siempre se van con otros hombres
de rodillas desnudas y de brazos tendidos!
-Tenía unos pocos sueños iguales a los sueños
que acarician de noche a los niños dormidos-.
Tenía el resplandor de una felicidad
y veía mi rostro fijado en las vidrieras
y en un lugar del mundo era un hombre feliz.
¿Conoce usted paisajes pintados en los vidrios?
¿Y muñecos de trapo con alegres bonetes?
¿Y soldaditos juntos marchando en la mañana
y carros de verduras con colores alegres?
Yo conozco una calle de una ciudad cualquiera
y mi alma tan lejana y tan cerca de mí
y riendo de la muerte y de la suerte y
feliz como una rama de viento en primavera.
El ciego está cantando. Te digo: ¡Amo la guerra!
Esto es simple querida, como el globo de luz
del hotel en que vives. Yo subo la escalera
y la música viene a mi lado, la música.
Los dos somos gitanos de una troupe vagabunda
alegres en lo alto de una calle cualquiera.
Alegres las campanas como una nueva voz.
Tú crees todavía en la revolución
y por el agujero que coses en tu media
sale el sol y se llena todo el cuarto de luz.
Yo conozco una calle que hay en cualquier ciudad,
una calle que nadie conoce ni transita.
Solo yo voy por ella con mi dolor desnudo
solo con el recuerdo de una mujer querida.
Está en un puerto. ¿Un puerto? Yo he conocido un puerto.
Decir “yo he conocido” es decir: Algo ha muerto.
http://poetasaldesnudo.blogspot.de/2011/05/la-calle-del-agujero-en-la-media-1930.html
Maravilloso poema!
ResponderEliminarUn hallazgo que se agradece