Es noche oscura , sin luna . Hace un viento frío, racheado , de una fuerza que silba de una manera ensordecedora . De repente, un relámpago ilumina fugazmente la oscuridad de la noche y sorprende a las personas que, creyéndose amparadas por el manto de la nocturnidad, actúan sin miedo a ser descubiertas.
Un inesperado fogonazo luminoso muestra sus actividades -que creían invisibles- y por un instante se manifiestan sin imposturas a los ojos del mundo.
Así me dibujaron a Dios: un soplo huracanado de una fuerza brutal acompañado de un relámpago que me dejaba al descubierto. Y el miedo. Y la vergüenza.
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