Qué sé de mí?
Que sólo actúo bajo la fascinación de lo imposible.
Todo lo demás no importa.
La utopía no es más un fuego fatuo, un espejismo , cierto, pero para mi es definitivamente necesaria e imprescindible .
¿Qué sería de nosotros, sin la ayuda de lo que no existe?
Los proyectos utópicos anticipan o no las posibilidades , aunque también tienen el riesgo de confundir la pura quimera con lo real.
A pesar de este peligro, que explica el fracaso y frustratración de muchos de mis sueños , y la consiguiente desilusión, son ellos la fuente de mi esperanza, y fuerza de voluntad .
No entiendo la vida de otro modo. No puedo entenderla de otra forma.
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