TODO BAJO SOSPECHA.

sábado, 16 de agosto de 2025

Hace años, cuando el asunto del COVID , le pregunté a un amigo- lo tengo por un hombre sabio- qué opinaba de la vacuna y si pensaba ponérsela.


Me dio una respuesta que he escrito ya alguna vez. 


- Todo en la sociedad está basado en la confianza. El dinero es confianza. La medicina es confianza. Los grandes problemas del mundo son éticos, porque siempre apelan al modo en el que nos relacionamos los unos con los otros. Pensar que nos engañan es ridículo. Si no somos capaces de entender que estamos necesitados a vivir juntos,  nada tiene sentido. Todo es una estafa. 


Luego he conocido- alguno es lector- personas , y hasta familia enteras, que ven conspiraciones y se han  negado a tomar nada. Pienso que no estamos condenados a darnos de bofetones los unos a los otros, aunque lo hayamos hecho en los últimos 300.000 años con furia. 


Hay que confiar. 


El gran daño de la política actual es que se basa en la desconfianza. Están empañados en que pensemos que el otro , el que es distinto, es un hijo de puta.   


Los grandes problemas del mundo no son políticos, los grandes problemas del mundo no son económicos, los grandes problemas del mundo no son científicos, Nosotros no podemos vivir en una sociedad irresponsable. De hecho, si lo pensamos bien, todos constantemente hacemos ejercicio de confianza sin darnos cuenta. Si nos montamos en un avión, esperamos llegar vivos al final del trayecto. Si vamos al médico, dependiendo de qué médico entremos, esperamos que nos diagnostiquen correctamente y que no fallen. Cuando la confianza se rompe en la sociedad, no solo se rompe en los demás, sino también en sus propias instituciones.  Si vivimos en una sociedad profundamente desconfiada, ¿ qué es lo que sucede con otras instituciones? Se caen, se hunden.


¿Qué sucede con la seguridad? ¿Qué sucede con la salud? ¿Qué sucede con la educación? Es importante que entendamos esta parte de vivir en sociedad.


Por esa razón no me gusta nada lo que estoy viendo. Vivimos en una sociedad que quiere poner todo bajo sospecha.



 

19 comentarios

  1. Es cierto que uno de los pilares de nuestra sociedad es la confianza. Nuestra vida diaria está tejida por miles de actos de confianza: confiar en que, si el semáforo está en verde para mí, estará en rojo para quienes vienen en sentido contrario y que ellos lo respetarán; confiar en que el panadero aceptará mi billete de diez euros como pago; confiar en que el pan que compro no contiene ingredientes dañinos para mi salud.

    Pero, junto a estas certezas cotidianas, hay otras no menos evidentes: la debilidad del ser humano, su afán de acumular poder o riquezas, su tendencia a anteponer su propio bienestar —real o imaginado— al bien común que, en mayor o menor medida, nos afecta a todos.

    Esa inclinación representa una amenaza constante para la confianza.
    Por eso, la confianza debe ir siempre acompañada de la virtud de la prudencia y de la existencia de checks and balances (frenos y contrapesos, o controles y equilibrios) que actúen desde fuera, con independencia, para proteger a todos, y de manera especial a los más débiles.

    Hace años aprendí una oración —que bastantes lectores del Barullo conocerán— compuesta por citas bíblicas y fragmentos de otras plegarias. En ella aparece también la proclamación de Isaías: “…Dominus iudex noster, Dominus legifer noster, Dominus rex noster: ipse salvabit nos…”. Esa concentración de poder —judicial, legislativo y ejecutivo— solo es conveniente en Dios. En la sociedad humana, en cambio, la separación de poderes es una de las mayores garantías para la preservación de la confianza.

    En definitiva, la confianza es esencial, pero no automática. Requiere virtudes personales como la prudencia, y también estructuras legales, sociales y políticas que la sostengan.

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    1. En España el poder judicial ha dejado de existir.
      El poder legislativo, el parlamento, no es más que una prolongación del gobierno de la nación (poder ejecutivo).
      Prefiero a Franco, la verdad.
      Pero lo peor es la Agencia Tributaria, con su presunción de legalidad. Los asuntos pasan luego a la jurisdicción administrativa donde languidecen durante años. Qué hay de lo mío, decía Larra. La gente se muere antes de la sentencia, vaya.

      Hay un libro en pdf muy bueno escrito por abogados ingleses y dedicado a las víctimas de Spanish Tax Pickpockets (carteristas, así llaman a la Tributaria).
      Está centrado en los expats pero en abstracto los problemas peores (la presunción de legalidad, embargos sin orden judicial, lentitud de los procedimientos, etc.) están contenidos en el libro.

      https://spanishtaxpickpockets.com/wp-content/uploads/2025/05/Hacienda-contra-el-Pueblo.pdf

      La web es también muy interesante, con noticias muy actuales:
      https://spanishtaxpickpockets.com/

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  2. Sin duda es cosa del maligno. Por el resultado lo conoceréis. La desconfianza es lo contrario a lo de que "os améis los unos a los otros".

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  3. Guiri, sublime su comentario relativo al binomio confianza - prudencia.

    Me ha recordado a aquel alto directivo de una conocida multinacional que le decía -con aires de superioridad y henchido de confianza- a uno de sus subordinados:

    -¿Fulanito, no te habrás vuelto prudente?

    Y, ojo, el asunto que despachaban no era menor. El citado binomio a tomar viento: ausencia absoluta de prudencia y exceso (¿abuso?) de confianza.

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    1. De ese alto directivo diré, porque fue a mi el que dijo eso de la prudencia, que ese hombre estaba loquito y como enamorado de aquel chaval, al que le estuvo dando la brasa días y días, en plan " boca rosa al abordaje"
      Y no fue mi prudencia lo que le molestó, fue su lado oscuro y tralarala .

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    2. En no pocas sociedades indígenas y primitivas, el chamán concentra en su persona tanto el poder espiritual como la autoridad en la regulación del orden social. Los miembros de la tribu suelen depositar en él una confianza ilimitada, convencidos de que su sabiduría es aplicable a todos los ámbitos de la vida: desde los ritos sagrados hasta la caza del jabalí o la elección de pareja. Todo queda bajo su mirada experta.

      El problema, advierten los antropólogos, aparece cuando falta la virtud de la prudencia —tanto en los hechiceros como en los indígenas bajo su jurisdicción—. Entonces la confianza se transforma en superstición, y la superstición en idolatría.

      Curiosamente, los estudios señalan que en sus orígenes estas comunidades sabían distinguir bastante bien el papel de los curanderos. Pero con el crecimiento de las tribus, los chamanes se animaron a regularlo todo: los matrimonios, las costumbres, la vida cotidiana… Hasta el punto de que muchos —no todos— terminaron olvidando la prudencia. El resultado no sorprendió a nadie: un creciente número de indígenas comenzó a perder la confianza en sus líderes espirituales.

      Otro rasgo peculiar de estas sociedades indigenas es el sistema de sucesión. La comunidad no elige a sus chamanes; los chamanes eligen a los nuevos chamanes. Y lo hacen de por vida. Así se ha formado una casta cerrada que se perpetúa a sí misma, casi como un espejo que repite infinitamente la misma imagen. Para algunos, este método garantiza continuidad; para otros, no es más que una ingeniosa manera de prescindir de la opinión de la tribu.

      Las consecuencias, según diversos antropólogos, son preocupantes: muertes prematuras, una natalidad en caída libre y el riesgo de extinción de ciertas tribus.
      Aunque, como siempre recuerdan los propios hechiceros, todo lo han hecho “por el bien común”.

      Y sin embargo, en estos tiempos en que tanto se habla de sostenibilidad, de atención a la diversidad y de preservación de especies en peligro de extinción, algunas de estas tribus parecen haber comenzado a reflexionar sobre estos temas. Poco a poco, se vislumbran signos de que la virtud de la prudencia, olvidada durante tanto tiempo, podría volver a ocupar el lugar que le corresponde. Quizá sea precisamente ella la que salve a estas comunidades de su declive y les permita recuperar la confianza perdida.

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    3. Guiri, en verdad, hablas de tribus ancestrales del National Geographic? O te refieres a otra realidad (y utilizas, por tanto, un lenguaje simbólico)?

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    4. Me refería a tres fenómenos culturales observados en distintas tribus de tres continentes diferentes:
      1. Los pigmeos Twa del Katanga
      2. Los Fore, una tribu de Papúa Nueva Guinea que practica el endocanibalismo ritual, llegando incluso a comer los cuerpos de sus propios muertos.
      3. La tribu Barí, en la región amazónica, que practica una forma de poliandria, donde una mujer puede tener relaciones sexuales con varios hombres y se cree que todos pueden contribuir a la paternidad del mismo hijo.

      Todas estas actividades, con la bendición de sus chamanes.

      No estoy seguro de si National Geographic ha documentado específicamente a estas sociedades.

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  4. “El gato escaldado del agua fría huye” y mi padre murió de cancer de pulmón de células pequeñas.
    No, la quimio no es solución.
    La gente tiene un trabajo y unos medios para resolverlos. Tienen los medios idóneos? No.
    Si no te preocupas tú por saber, quien?
    Antes de embarcarte en un tratamiento, que tenga sentido para tí.
    Después confía.
    NO AL REVÉS.
    De nada.

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    1. Mi padre también murió de cáncer de pulmón. Y dos tíos, hermanos de mi madre, que tiene 94 años.
      Usted no sabe de qué habla, Don Gato Escaldado. Yo, además de cáncer de pulmón, padezco de Fibrosis Pulmonar, enfermedad incurable y progresiva que a día de hoy avanza inexorable y decididamente. Estoy a un 80%de capacidad pulmonar, y bajando. Ayer subí a una excursión y creí morir. Cualquier cuesta.me deja agotado. Pero mientras pueda iré a andar
      Otra cosa, ¿ a usted quién le ha dicho que yo quiero vivir?

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    2. Mi padre también murió de cáncer de pulmón, fumaba paquete y medio diario de Ducados.
      Tuvo varios infartos y operaciones del corazón, todos pensamos que moriría de un infarto y al final fue otra cosa.
      Cuando estaba ingresado en oncología seguía fumando en los lavabos del pasillo. Yo cogía ataques de ira contra él porque no quería vivir hasta que el médico me dijo que fumase lo que quisiese, que eso ya no afectaría al desenlace.

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  5. Esas personas y esas páginas que continuamente hablan de conspiraciones... yo no les supongo mala intención, más bien lo que veo en ellos es una espectacular Dejadez, una cutrez sin límites. Cosa que pillan, cosa que se creen ipso facto y la difunden.

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  6. Guiri: si te interesa el asunto de la prudencia te aconsejo leer el librito de Pierre Aubenque "La prudence chez Aristote". Supongo que estará en italiano.
    Muy interesante, conjuga la sabiduría (que es inmutable) con la prudencia (que es contingente).
    La phrónesis (prudencia) que admite la tesis de Heráclito del ser en perpetuo movimiento. Por eso la Ley Natural (en mayúsculas) es cambiante. Sophia y Phronesis.
    El DERECHO (Ley Natural) siempre sobre la decadente ley humana.

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  7. ¿Conspiranoicos?
    Dios no da para sustos, creo que se arrepiente de lo que le salió. Demasiado bueno para asumir las consecuencias, no se lo merece.

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  8. Cualquier vestigio de vida social que queramos ejercer se basa en la confianza en las personas. Confiamos en que el otro nos escucha, valora lo que expresamos, nos acepta. Sin confianza no hay relación humana posible.
    Y aunque no nos demos cuenta, creer en la realidad exige un acto de confianza; todo podría ser creación de nuestra mente: la gente que amamos, la que odiamos, el espacio, el tiempo… Todo podría ser una ensoñación del ego para combatir una soledad insoportable, y podríamos estar solos en la existencia.
    Estamos seguros de que no es así, de que existen otros seres, únicamente por la confianza; confiamos en que la existencia tiene un sentido, en que no estamos solos, en que alguien se preocupa por nuestro ser aunque no lo sepamos.
    La fe en cualquier religión es un acto de confianza en la existencia. Incluso la persona más incrédula necesita confiar en muchísimas personas sin más garantía que la esperanza de no ser traicionada; si no lo hiciera, caería en la locura.
    Ningún ser vivo puede sobrevivir sin una confianza infundada en el grupo, en los demás individuos. Las especies existen por la confianza de sus individuos en los individuos.
    En el ámbito humano actual, la confianza va más allá de lo instintivo, aunque lo instintivo trabaja en la sombra poniendo también en funcionamiento la máquina de las ideas, tal como lo hace la mente consciente. En lo humano, la confianza tiene el sonido misterioso y dulce de la poesía, se refuerza en los sentimientos pero resiste cuando los sentimientos no acompañan. El barco avanza con el viento o contra el viento; pero qué agradable es el viento, y qué alegría cuando nos va a favor.
    Intuitivamente, confiamos ciegamente en la cooperación de la mayoría de las personas, aunque la experiencia nos enseña que existe un pequeño porcentaje que nos fallará; y la gravedad del fallo puede ser tan grande que ello nos lleve a una prudencia seguramente excesiva, a una red de seguridad que ensombrecerá las relaciones. Pero los protocolos de seguridad no significan ausencia de confianza; son simplemente las redes bajo los trapecios.
    Estas redes existen también en otras especies. Por mucho pan que dé a los gorriones que se acercan al patio de mi casa por las mañanas, jamás los gorriones se acercarán tanto a mí que los pueda atrapar. Aunque conocí a una señora mayor a quien los gorriones retiraron su red de seguridad.
    Y podemos desconfiar de personas concretas, de instituciones, si la vida nos ha enseñado que nos fallan con frecuencia; pero por cada desconfianza justificada, necesitamos confiar siete veces en otras personas e instituciones, y siempre sin garantías iniciales.
    Al final, nos damos cuenta de que la confianza es tan importante, que preferimos ser traicionados mil veces, a renunciar a ella.
    PRISCILIANO

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  9. Hace no mucho tiempo recibí un mensaje de un sacerdote dándome instrucciones para esto y para lo otro… le contesté que no lo haría por razones que ya había decidido. Su respuesta fue: “Parece que estás muy seguro de ti mismo. Así da gusto “. No se si lo decía con sarcasmo, pero sospecho que si. Así que a veces la confianza en uno mismo también es despreciada.

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    1. Hay que tener cuidado con los curas mandones. La mayoría lo son. El que no lo es, buena señal

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    2. Así es, yo he tenido algún enfrentamiento con curas durante la pandemia, y después, uno nos obligaba a coger la comunión directamente del copón. Otro nos avergonzaba delante de toda la comunidad por no querer recibir en la mano… ya en 2021… pero no os imagináis que desagradable. Menos mal que a mí no me importa mucho que me chorreen o que me regañen. No tengo que obedecer si lo que se manda está fuera de su autoridad. Eso me quedó muy claro.

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