Hace años, en una ascensión que hicimos al Tempestades, un pico de los Pirineos, uno de los que subían tuvo un accidente. Cayó deslizándose por un nevero abajo hasta quedar lesionado en un recodo, al fondo. Cuando bajé a buscarlo tuve que cruzar un viejo puente de viejas tablas que unía dos glaciares. La altura desde el puente era bastante alta. La verdad es que no las tenía todas conmigo respecto a pasar por esa estrecha pasarela y que soportara mi peso. No era muy larga, poco más de dos metros separaban las orillas, pero no lo tenía claro.
No quedaba otra que cruzarlo de todos modos. No era el amor , ni la fe en esa pasarela, lo que me impulsaba a cruzarla, sino en que actuar así era lo correcto. Las consecuencias no importaban .
No creo que fuese amor lo que yo sentía por ese hombre herido, del que no recuerdo ni su nombre. Pero era lo que debía de hacer.
El puente no rompió.
Después , en la vida, he tenido - como todos- momentos en que , sí, debía de cruzar puentes muy frágiles, inestables, inseguros y mucha altura. De los que te llevaban a salvar amores, porque en el otro lado estaba tu mujer, tu amigo, o alguien muy querido. Y eran pasarelas más que frágiles. Y no tanto para salvar esa alma, sino salvarte a ti. A veces debes de volver a empezar , porque te has perdido , recorriendo el camino de vuelta casa y jugártelo todo. Ya me entendéis. Cuando uno ha ido demasiado lejos.
No se trataba de montañas. Hay muchas maneras de ir a buscar a alguien.
Y en esas ocasiones es la fe en el valor del amor lo que te lleva a cruzarlo, a recuperar lo perdido . Fe en que el amor desinteresado - ése que perdiste- vale más que tu propia vida. Fe en que, incluso si el puente se rompe, ha valido la pena intentarlo. Fe en que las cosas del querer y el bien tienen un valor eterno, más allá de lo que puedan sugerir nuestras experiencias sobre mal y tragedia en este mundo.
Ratzinger escribió que tanto creyentes como no creyentes se enfrentan a un abismo oscuro, preguntándose: "¿Qué postura voy a tomar ante la vida?"
Un consejo , que no me has pedido: si sientes que tienes que volver a empezar y debes de cruzar puentes que pueden llevarte a perderlo todo, crúzalo.
Pues a mí me pasó al revés: los de una organización me dejaron al fondo del nevero y salieron corriendo.
ResponderEliminarNo creas que todos cruzan pasarelas frágiles para salvar a cualquiera.
A mí me pasó que me dieron un empujoncito nevero abajo.
EliminarMcC
Dígame el nombre de quien fiue. ¡ No quedará sin castigo!
EliminarA mi también me dejaron perdida entre Molinoviejo y Riofrio. Y nadie me echó de menos. Pero claro, como en todo, fue mi culpa por no decir nada. A quien, si estaba sola??
EliminarSe agradece Suso, pero no hace falta. Ya me salvé yo sola hace mucho tiempo.
EliminarPero se agradece.
McC
Las últimas entradas del barullo están siendo magníficas.
ResponderEliminar¡Gracias!
EliminarEscribes:
ResponderEliminar"No creo que fuese amor lo que yo sentía por ese hombre herido, del que no recuerdo ni su nombre. Pero era lo que debía de hacer."
Quizá no sentías amor, pero era amor. Esto es lo que la mayoría de personas no aceptan; y por eso las parejas, y las familias, muchas veces, se rompen.
El amor es una decisión de la voluntad. A veces brilla con unos colores preciosos, indescriptibles, que sólo podemos expresar con la poesía o la música. Otras veces es gris, no regala descargas de serotonina, dopamina, oxitocina, adrenalina, noradrenalina... En estos casos, menos agradecidos, el amor es más evidente, porque el objetivo de la acción (consciente o inconsciente) no es uno mismo ni lo que uno mismo sentirá.
Con esto no quiero decir que cuando "sentimos" no exista el amor; pero, en mi modesta opinión, el amor no es lo que sentimos, es lo que decidimos.
En fin... No sé por qué lo digo si ya lo sabéis; pero mucha gente no lo sabe, y cuando se lo planteas así, te miran como a un bicho raro.
Los sentimientos nos dan información; y forman parte de la belleza de la naturaleza; son la aprobación que la naturaleza otorga a nuestra decisión, o el reclamo a nuestra acción.
Pero la naturaleza es muy cruel a veces, y no nos premia igual si nos disponemos a salvar a un niño, como lo hace si nos disponemos a salvar a un hombre maduro. No nos regala los mismos sentimientos (descargas de droga natural) si cruzamos un puente peligroso para salvar a un tío peludo como lo hace si lo hacemos para salvar a una chica atractiva y en edad de merecer.
Es tan dura, la naturaleza, que nos va abandonando cuando llegamos a cierta edad y nos empieza a doler todo. Es contradictoria, porque es muy hermosa, pero nos trata más o menos como lo hace con una vaca o con un león; para ella, no somos mejores que el resto de animales.
Nos finaliza con la misma tranquilidad y fuerza con la que años antes nos encumbraba; cuando éramos un valor reproductivo.
A la naturaleza, en realidad, no le falta ternura ni calidez, porque la ternura y la calidez de la naturaleza somos nosotros.
Carl Sagan decía que la naturaleza se hace consciente en los seres humanos (y en los animales capaces de tener conciencia); yo añadiría que la naturaleza se hace amorosa en los seres humanos, y gracias a nosotros, cuando actuamos como debemos, ya no podemos decir que la naturaleza es inhumana.
PRISCILIANO
Vaya, Suso, qué pena que ese día no fuéramos juntos porque a mí también me dejaron tirada en una pista del Port del Compte. -Espérate aquí que ya volveremos.
ResponderEliminar¡Ni la de la Asesoría tuvo reparos en abandonarme! Después de eso, entendí muchas cosas. Por ejemplo, que yo era un papel.
Pétalos de Rosa
Estoy sorprendido de a cuantas lectoras hgan dejado tiradas nuestras hermanas no de sangre.
Eliminar¡Qué raro! ¡Con lo majas que son!
EliminarYo soy una de esas lectoras...
EliminarQue sepáis hermanas (no de sangre) que ahora Isa de Roma, musa del barullo, no deja a nadie tirada. Ayuda el hecho de caber en un twingo pero a cada una lo suyo.
ResponderEliminar"Ayuda el hecho de caber en un twingo"
EliminarJa ja jajjja jaja.
Muy bueno..
McC
Apreciado Lalo,
EliminarTodo correcto excepto el símil del "twingo".
Te exijo que desées corregir tu comentario y lo corrijas. Con libertad -pero corrígelo Cuando quieras -pero ya.
Isa ya no manda nada. Lo del twingo está muy bien traído.
EliminarIsa reina en nuestros corazones. Es nuestra caja de sorpresa y regalo dell árbol de Navidad del Barullo
EliminarYo en una ocasión me quedé colgado como un fuet en una carretera secundaria. En la más cruda intemperie me puse a hacer autoestop, ¡qué remedio! Tuve la suerte que un buen samaritano (Suso) paró el coche y me recogió.
ResponderEliminarTal como sucedió lo cuento. Sirvan estas líneas como reconocimiento y homenaje a semejante manifestación de bienaventuranza. ¡Por los viejos tiempos!
Me gustaría saber quién eres. No recuerdo nada.
EliminarA mi me fueron dejando al fondo del nevero durante algunos meses hasta que nos hartamos mutuamente.
ResponderEliminarEn mi ultima conversacion con el de San Miguel simplemente acordamos que “lo mejor era que lo dejaramos”, que “en el centro los directores me dirian el dia” y que “pudiera encontrar a una buena chica” (literal).
Despues de 10 años pensé: De verdad eso es todo?
Pues si, eso era todo. Y hasta hoy.
Sevillista
Sólo faltó que te dijeran lo de “no eres tu, soy yo”… mira que bien te vino que no fuera más dramático
EliminarPues luego pasas una temporada que estás en el nevero ahí solo e ignorado, o en un curso anual en el que nadie te dije que qué coño haces allí que hace tiempo que te has ido, pero "te se pasa" y ya está, a vivir la vida. Y cuando vas de excursión te dejas de neveros y de puñetas, y como mucho al lado del río y sin mojarte.
ResponderEliminarExplíquese mejor, su mensaje no se entiende un pico.
EliminarLa metáfora está clara, se metió en una aventura enganchada del espíritu, y ahora se queda en la orilla feliz.
ResponderEliminarYo en mi fuero interno muchas cosas.
En el foro externo llevo lupa y prejuicios.
Qué se va a hacer!
Me ha encantado que hayas recordado una anécdota buena, positiva hacia tí.