miércoles, 3 de julio de 2013

SENTIRSE MIRADO.


No sé rezar, pero reconozco la mirada de los que lo hacen. Y les admiro. Es gente que a uno le empequeñece, le desnuda. Que no te engañen, bastantes de los que dicen rezar, en su mayoría mienten, muchas veces inconscientemente.

La gente que reza no lo dice, no se exhibe, no lo proclama.

Se sienten torpes para hablar con Dios, y de Dios. Las palabras, los pensamientos, no tienen un abecedario que alcance el misterio. Balbucean para expresar lo inefable que reposa en todas las personas, la vida, el mundo. Hay algo inalcanzable en la oración. Sienten ese sentimiento interior, profundo, remoto, que es imposible definir.

Dan por perdida esa batalla , y no queda otra que el silencio. ¡Qué difícil es contemplar en silencio!. ¿Está Dios escuchando ese silencio?. Él dice que sí, que no necesitamos hablar, ni pedir, ni expresar nada, porque Él ya sabe lo que necesitamos.

Cada día tiene su afán. Y los pocos que rezan eso lo saben muy bien. Atiende a ese termómetro: el que habla de rezar y está proponiendo objetivos futuros, planes , propósitos, metas, esos no rezan, aunque usen el arma de las parábolas, las fórmulas religiosas, las mortificaciones, para alcanzar esas metas.

El pasado no sirve para nada, el futuro, aun el más inmediato, es imprevisible. ¿Quién puede asegurar lo que hará dentro de cinco minutos?...si alguien nos hiciera una apuesta a que si dentro de cinco minutos iremos al cine, ¿apostaríamos?, ¿sabes lo que harás, de verdad, dentro de cinco minutos?.

Si sabes eso, entonces, serías millonario: nadie puede comprometer su futuro, ni siquiera con cinco minutos de antelación.

¿Quién podría prever la historia que conocimos hace unos meses de una la monjita de 84 años que andaba en sus cosas cerca de la estación de Atocha, y le asalta un zumbado propinándole una punterón en la mandíbula con una patada giratoria? , ¿ qué pensaríamos de esa mujer si cinco minutos antes dijera “ ¡uy, yo ya he pasado por todo!,¡ mi vida ya no tiene ninguna emoción!”...pues toma, una patada que la pone mirando al Sinaí, a los 84 años, y a la UVI. ¿Con que lo habías visto todo, hein?.

Cada día tiene su afán, pero hay días que, desde luego, Dios las tiene muy de a bulto.

Rezan sin palabras, no piden, no intentan comprender nada, no regurgitan el pasado. Sólo se sienten mirados y están en su Presencia, hoy, ahora.

Una mañana, en la catedral de Palencia, agitado por una inquietud que me angustiaba, me senté a pensar. O no. Quería estar solo, a refugio de mi mismo. Un anciano sacerdote estaba unos bancos delante de mi, absorto. No leía, no se movía. Miraba el sagrario. Sólo hacía eso, mirar el sagrario. Yo andaba raca raca, con los codos en las rodillas, las manos en los carrillos,que si tal, que si cual... y él sólo miraba el sagrario.

¿Qué estaría pensando ese hombre?, ¿ qué pediría?. La luz tenue de la Catedral, que llaman la “bella Desconocida” , envolvía el silencio de los siglos. Aquel día estábamos ese hombre y yo. Yo, atribulado , pensando en el futuro, y él, nada, mirando el sagrario.

Poco a poco, me fui calmando. Y minutos después había olvidado por qué estaba allí. Estaba en silencio mirando el sagrario, como aquel buen hombre. Luego me quedé en blanco. Y más tarde salí de la Catedral, subí al coche, y regresé a casa.

No sé rezar, pero sé que los que rezan sólo viven al día. Estoy en eso.
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¡Ultimo día de AQUÍ 

6 comentarios:

  1. Mi abuelo Emilio, que en paz descanse, me enseño todo lo que sabia sobre rezar, cuando yo tenia ocho años.
    Era miembro de " la vela", un grupo de parroquianos que se turnaban durante todo el año, durante todas las horas de todos los dias para acompañar al Señor, presente en el Sagrario.

    Lo primero que hacia era llevarme al parque a ver las palomas.
    Mira chico, como vuelan, se alimentan y beben agua.

    Luego me llevaba al mercado de las flores, piropeaba a un par de vendedoras conocida y estas le regalaban un clavel rojo.
    Siempre rojo.

    Mas tarde entrabamos a la iglesia, cinco minutos antes de que empezara su turno de vela.
    Hacia que oliera el incienso, tocara con las manos un retablo barroco labrado en madera de olivo y me indicaba donde mirar para apreciar las diferentes luces solares que de forma rotunda atravesaban las vidrieras de colores.

    Mas tarde, cuando empezaba su turno de dos horas, se sentaba en primera fila y miraba fijamente el Sagrario.


    Alli habia una luz roja, que indicaba la presencia del Señor.
    Y el me decia, mira la luz, es roja, como el clavel que nos han regalado.

    Y luego, manteniamos un silencio intenso.
    Practicamente inexcrutable.























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  2. Como escribió Ortega: “Dóciles al prejuicio inveterado de que hablando nos entendemos, decimos y escuchamos tan de buena fe, que acabamos muchas veces por malentendernos mucho más que si, mudos, procurásemos adivinarnos”.
    En el lenguaje analógico propio de la teología, en el desvarío entre la afirmación y la negación, olvidamos con frecuencia la parte de negación del conocimiento analógico. Dios no es “otro”, Dios es Dios, y rezar no es hablar, sino mirar “cara a cara”, contemplar y callar. No podemos dejarnos esclavizar por metáforas o imágenes, pues nos ayudan únicamente a entender la realidad, pero debemos tener presente que no son la realidad. El lenguaje teológico es analógico, no metafórico o imaginario. Creo que muchas veces malentendemos los conceptos.

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  3. Desde el Valle de Tena un saludo y mi felicitacion por esta entrada. Hay una iberoamericana que trabaja en una pasteleria de Huesca con la que coincido algun domingo en Misa, y la envidio al verla rezar, seguro que Dios la escucha y cuida.

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  4. Hay gente que, por no sentirse mirada, se dedica a mirar a los demás. El otro día unos fundamentalistas pillaron al Papa sacando la basura de la casa de Santa Marta y le llovieron críticas. Será porque consideraban que, como dices tú, desdice de no sé que. ¡Cuánto mejor harían en ser mirados que en mirar!

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  5. Suso algunas veces que te he leido me dejas con mal cuerpo, ya que aunque lo que escribes es interesante, lo encuentro un poco negativo ....
    Sin embargo, tu entrada de hoy me deja muy buen cuerpo, me ha gustado y ayudado, la verdad....
    Yo tampoco se rezar, aunque a veces lo intento, pero poco....
    Un abrazo

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  6. Cuando tropiezas con alvaronenes, nunca sabes qué pensar: si son unos hijos de puta, o si son un pedazo de pan.

    O si el problema es tuyo, por querer clasificarlo todo.

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