jueves, 18 de julio de 2013

UNA LLAMADA EN EL AVE


Dormitaba en el tren aprovechando la hora del mediodía, caí en un estado de semi inconsciencia, algo muy vegetativo que he llegado a alcanzar por la costumbre. No hace falta estar en esas horas de xafugó. Lo puedo conseguir cuando quiera.

A veces he pensado que un día, en una situación parecida, diré “me voy a morir”, y, pimba, me moriré durmiendo, o dormido. Pero por mi voluntad.

En esa sinrazón, escuché la conversación de un tipo hablando por el móvil detrás de mi. Tenía la impresión de estar muy lejos, como espiando confidencias controladas vía satelite. No terminaba de despertar, pero no perdía ripio de la charla...

En ningún momento pude deducir si era hombre o mujer la persona con la que hablaba.

En resumen, estaban en desacuerdo en los motivos fundamentales de sus vidas, que es el que produce casi siempre mayor falta de estimación entre las personas cuando pasa el tiempo. Ya sea ésta el amor, la política, la religión, o una empresa en común.

Nuestro hombre, alto, un galán de pelo blanco de ala de paloma, perfectamente trajeado, se mostraba un tipo perspicaz e intuitivo. Y se quejaba a su interlocutor de que le veía desarrollar ,mientras  hablaba con él, o con ella, como un persona que despliega un plano y va dándole cuenta de la geografía de un país que no ha pisado.


“Los dos somos ambiciosos”, decía, “pero tú te mueves más por motivos ideológicos, por la cabeza , que yo”. “Tú tienes una noción central e inamovible de nuestro empeño, quizá no muy elevada, pero la noto, y no me gusta. Es demasiada fría, como un deber, como un raíl del que ya no se puede salir sin que se descarrile”

“En cambio, yo no soy así. Te lo he tratado de explicar mil veces. Yo soy como soy por odios, por simpatías, por intuiciones; tú lo eres por conceptos. Yo siempre fui lo que soy, temerario, me tiro a la piscina antes de saber si hay agua , por fuerza, por agilidad espiritual, por un algo adolescente, es la ley de gravedad de mi planeta, que es muy ligera”.

“Tú actúas dejándote llevar por la necesidad, por convicción. Eres capaz del sacrificio por la idea; yo soy capaz del sacrificio por la aventura....¿qué aventura me propones?”

“ Tengo una resistencia física grande, nunca estuve enfermo, y Dios me ha dado una salud que me permite vivir con este carácter. Tú no eres como yo, por esa razón no puedes acompañarme. Nos hemos hecho mayores y te importa mucho seguir como estás, durar".

“Yo he dado la vida por una bagatela, por amor al peligro; tú sólo por una cosa trascendental.

Soy así por instinto, por contextura psicológica. Tú, por reflexión. Lo que para mi era fácil, para ti significaba un esfuerzo”.

Todo en esa conversación me sonaba familiar. Yo mismo había mantenido alguna en ese mismo sentido, con otros compañeros de viaje que abandoné en una estación para seguir andando mi camino. 

Entendía bien a aquel hombre que no quería vías de tren en su vida.

Si cada individuo, como suponen algunos observadores, en vez de ser un yo, es un conjunto de yos oscuros y embrionarios, lo que hacía ese hombre lo hacía con todos los posibles hombres de su alma; en cambio, lo que hacía “el otr@” , lo hacía por el esfuerzo y la victoria personal sobre los demás.

 O así lo interpreté.

Para mi, y puedo estar equivocado, esa otra persona podrá ser un héroe incompleto en esta guerra que es la vida. Y nuestro hombre es un aventurero perfecto. Ahora... la perfección tiende a desdeñar la imperfección: al colgar, el pasajero del AVE desdeñó al otr@; y el otr@, en cambio, sentiría una mezcla de desprecio y de temor por ese “hermano”, “esposo”, “socio”, que se le escapaba.

“Este es un aventurero peligroso, capaz de todo, un adolescente inmaduro: Este es un hombre inmoral”, se diría.
------------------------
ÚLTIMO DÍA DE  ZAS


3 comentarios:

  1. Podría haber sido una conversación telefónica entre Susto y Neri. Adivinanza Panete: ¿quien sería cada cual?

    ResponderEliminar
  2. En cada uno existen dos mundos: el del corazón y el simbólico. El primero solo puede ser radical. El segundo puede ahogar al primero.
    Nuestro necesario entusiasmo tiene que encajar en el marco de la vida: no podemos dejarnos llevar por el corazón a expensas de nuestra familia y seres queridos, o de la sociedad. Son dos ejemplos radicales los que pones.
    Como sabes por experiencia, algunos lo perdonan todo excepto las apariencias. A mi me parece más simpático el aventurero.

    ResponderEliminar
  3. Pongamos a siete mil millones de seres vivos a andar por una carretera.
    La probabilidad de que dos personas anden a la misma velocidad es de 1.42 *(10^-10).
    No nos extrañemos de nada.

    Disneylandia es un parque de atracciones, no un pais real.

    ResponderEliminar