En
una peregrinación dos monjes llegaron al vado de un río. Allí,
vestida con sus mejores galas, se encontraron con una muchacha que no
sabía qué hacer, porque el río estaba crecido y ella no quería
mojarse la ropa. Sin pensárselo dos veces, uno de los monjes se la
cargó a la espalda, la llevó al otro lado del río y allí la dejó
sobre terreno seco.
Después siguieron su camino, pero, pasada una hora, el otro
monje comenzó a amonestarle:
—Indudablemente,
no está bien tocar a una mujer; va contra las reglas tener contacto
con mujeres. ¿Cómo has podido ir contra las reglas de la vida
monástica?
El
que había cargado con la muchacha siguió andando en silencio, hasta
que finalmente dijo:
—Hace
una hora que la dejé en la orilla del río; ¿por qué sigues
todavía cargando con ella?
Desconfío
de esos moralistas que a menudo usan su estrechez sectaria para
justificar lo más inmoral de ellos mismos: su miserable
autosuficiencia egoísta y su acritud al juzgar a los demás.
¡Touché!.¡Buena entrada!
ResponderEliminarA mi hace años me hizo una corrección fraterna muy parecida a la del monje un director.El tiempo me hizo ver que el que la hizo era el que vio suciedad e impureza donde no había nada, y así le ha ido en la vida.
ResponderEliminarAhora es cura ,de los preguntones y liantes a la hora de juzgar a los demás.¡Hasta en la boda de su hermano se puso a confesar en el baile a altas horas de la noche,tal era su afán redentor!
Y conste que sigo siendo supernumerario.
Javier C.
Creo conocer de quien hablas, Javier.
ResponderEliminarYo lo disculpo porque estoy convencido que ese hombre está enfermo. El asunto mollar es quién tolera que esté donde está.
La anéldota de Javier C. es muy sabrosa. Tan sabrosa que cuesta de creer (ojo, no digo ni mucho menos que sea falsa... si lo cuentas será que pasó como dices). ¿Por qué cuesta de creer? Hombre, porque no sé que carajo pinta el curita redentor a altas horas de la noche merodeando la zona (o los alrededores) del baile. Te aseguro que ese no era (y supongo que no es) el criterio. El episodio chirría, y mucho.
ResponderEliminarBoris
Cierta es porque a mi me la contó uno de sus hermanos al encontrarnos por la calle tres días después de la boda. Hermano que es numerario - con bastantes prebendas de "durmiente",pero numerario al fin.
ResponderEliminarY lo contaba emocionado. Como excitado.
¿Qué grado de excitación tenía el hermano al contarlo? (pregunto por saber,soy muy curioso)
ResponderEliminarExcitado en plan "¡¡¡JOS MÍOS, OS QUIERO MÁS QUE VUESTRAS MADRES!!! ( o así me pareció)
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ResponderEliminarYo también creo que el padre se fue de voyeur a la boda. ¿Alguien lo duda? O eso, o esta grillao...o le gusta el pin, piribimpimpin de la bota empinar!!!
ResponderEliminarDe todas formas, el problema es la cantidad de sacerdotes en la Opas sin vocación, por un sentido muy, muy equivocado de la lealtad, fidelidad, etceta. Y es que esto es como todo, si ya es difícil hacer las cosas bien con el viento a favor...Y toda esa gente, en no se donde, sin saber que hacer y sin saber porque...
No carguemos ahora nosotros tantos kilómetros con el cura... sucedíó.., las circunstancias lo propiciarían de algún modo... (carácter de tal cura, de los allí presentes, de los confesados o confesables, de los inconfesables, etc...)
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