Hay formaciones donde el enemigo duerme en la conciencia de tus hijos. Son redes de telarañas mentales: mucho miedo, muchas dudas, poca luz.
El escenario de su conciencia no es de alegría: es de terror.
Un día tu hijo, harto de tanta asfixia , dejará todo ese camino que un día quisiste enseñarle. Lo perderás, quizás hasta que tú ya no estés aquí, por tu cabezonería, tu estúpida rectitud, que es cerrazón.
Y todo porque no eres más que una caricatura del padre del hijo pródigo.
Piénsalo. Duele mucho comprobar que tienes la familia muy lejos, y que le da pol saco comer lo que comen los cerdos.
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ESPACIO RADICAL: UN PADRE
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