Siento la libertad porque viví muchos años oprimido. Oprimido por creencias absurdas que hicieron de mi conciencia una cárcel. Oprimido por la carne que hizo de mi un pelele. Oprimido por un Dios al que me costó mucho entender y amar.
Después de sentir la libertad comprendí el amor. El mío conmigo mismo, hasta apiadarme de mi de una manera conmovedora. El amor por los demás, hasta querer redimirlos gratis total.
Y el de Dios conmigo. Y recuerdo a Jaume, agonizando de un cáncer, imaginándose en medio del océano, una metáfora de Dios Padre, sumergido en esa agua de Amor.
Escribo estas líneas, realmente mal anotadas, no para decir esto, ni para decir cualquier cosa, sino para intentar que me entiendas, tú, que eres de los nuestros. Aún de vuelta, buscando a ciegas, todavía lejos de casa.
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ESPACIO RADICAL LIBRE: VIAJANDO
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