sábado, 6 de mayo de 2017

UNA BODA EN EL MONASTERIO

Paso por  la  entrada  del Monasterio de sant  Cugat  y veo llegar a  la  novia. Va  vestida  de blanco  blanquísimo  de  que    te  mueres.Lleva un velo  , también  blanco.

Es la  presunción de  inocencia. En fin...uno  ese  día  está  dispuesto a creer  cualquier  cosa. La  verdad, viendo  la  cara  de  la  candidata, y la edad que aparenta, es  mucho  presumir.

La  presunción de  inocencia  abarca  una serie  de cosas  que ella  no  debe de saber. El símbolo  material es  un vestido blanco, un ramo  de  flores  blancos, y un velo blanco  que  cubre  su  cara, y  que en  un determinado  momento el  hombre  puede  y debe levantar.

La  verdad  es  que  ellas  saben todo  lo que saben  los hombres , más  todo  lo que saben ellas, y  lo  que sus madres  , abuelas, y amigas  les han transmitido por tradición oral.

Los hombres, en general, sólo tienen acceso a  esa  información  en  su  propio ámbito,  y de  una manera  bastante  burda. Los  hombres  creen  que  las mujeres no saben  mucho de "esas  cosas". Error  de  los de más  grueso  calibre.

Las mujeres  no consideran el  sexo  como algo  que haya  de  reservarse secretamente . Su  saber  sobre eso  no es  guardado con  especial sigilo. Nosotros, ¡idiotas!, pensamos  que son de una candidez  gazmoña...

Lo que ellas  guardan  como  un tesoro , la más valiosa de las armas  , son  las técnicas de  seducción  y  aderezo.

Allí es donde ellas son más  ellas.


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ESPACIO RADICAL: EL URÓLOGO DESCONCERTANTE.

1 comentario:

  1. En la actualidad las chicas se casan, prácticamente todas, con previa experiencia sexual. No hablo de promiscuidad necesariamente, sino de haber "cohabitado" con sus novios - parejas, antes de casarse. Y, francamente, a mi - incluso como madre - me parece perfecto.
    Yo, Suso, soy casi de tu quinta. Entonces, en aquellos primeros 80, nos casábamos recién salidas de la adolescencia y con una sobredosis de bobería digna de una novicia y encima lerda.
    Y así nos iba.
    Al recordar el desastre de mi noche de bodas ¡menudo mito de mierda! todavía me estremezco.
    Y han pasado la friolera de 40 años.

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