sábado, 18 de mayo de 2019

DOBLE VIDA

No sabe  cuándo ni cómo le dio  por allí. "Pasó, y pasó".

No quería que  le hiciera preguntas sobre  esos oscuros pozos de inmundicia que anidaban en su corazón. Llevaba una doble  vida  hipócrita , escindida,  desde hace años, y era tiempo de abrir balcones y ventanas y tirar todos sus secretos  a la calle.

Tenía escondidas en el armario de su despacho en el estudio de arquitecto una extensa colección de películas porno gay.

- No soy marica - me dijo. pero necesito que alguien las tire todas al contenedor. Tú eres  la única  persona de la que me fío.

Tampoco le iba a preguntar su condición sexual a  estas alturas. Estaba casado, con hijos. Le habían diagnosticado una enfermedad terminal. En principio aguantó , a ver cómo  se desarrollaba  ese cáncer, pero la vergüenza pudo más que  su sensatez. Y ahora debía desprenderse de  todas esas películas para ahorrar a su esposa e hijos  el disgusto póstumo de encontrar en los siempre bien ordenados armarios de su despacho, demás de los tomos de Aranzadi, el conocimiento del carácter  obsesivo de su padre. 

Me llevó a  su despacho y me dio la llave del mismo, y la de los armarios del Remordimiento: una abigarrada, inmensa  y explícita colección de películas en  decenas de baldas.

- Me las devuelves , por favor, cuando hayas tirado todas al contenedor. Yo no me veo capaz.

No me acostumbro. Otra vez la triste y sorprendente experiencia de abrir el armario y caer un cadáver a plomo sobre la alfombra.

Me han    comunicado que falleció hace unos  días.



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