miércoles, 29 de mayo de 2019

EL PLANO DE LA iSLA Y LA PISTOLA

Qué maravillosa es la  inocencia,  la confianza ciega de que no nos puede pasar nada al lado de nuestros padres.
A esas edades nada hace pensar  que, en unos cuantos años, cambiará ese estado de  confianza en una naturaleza reservada , difícil, complicada . 

Descubrimos que el corazón se rompe, que esa confianza que entregamos limpia  y sin miedo, sin sospecha alguna,  nos fue devuelta hecha un trapo sucio, que esa persona por la que pusimos la mano en el fuego sin dudar pasa de nosotros , dejándonos con ese corazón hecho cenizas.  

En fin, caemos, nos levantamos y continuamos guiados por nuestro instinto de supervivencia.
Se trata de apostar por uno mismo y por esa nuestra gente con esa moneda de tanto valor pero sin precio como es la confianza. 
Cuando apuestas por alguien todo lo que eres  das al otro la capacidad de hacerte daño junto con la esperanza de que no abusará . Le das el  mapa de tu tesoro particular  con la ruta marcada  de lo mejor de ti, y también de lo peor . La llave maestra psra entrar en tus zonas más íntimas. 

Y , además, le das la pistola cargada.

A veces habrá quién  traicione nuestra confianza y nos dispara a bocajarro producíendonos una herida difícil de cicatrizar. 

Sé de qué hablo.  He traicionado la palabra dada.

Sé que esas heridas no cierran del todo cuando se pide   una segunda oportunidad para intentar recomponer la confianza . Cuesta dársela de nuevo a quien la rompió. A mi me devolvieron  esa confianza. 

Esa que nos recuerda que las segundas oportunidades tienen poca paciencia y mucha memoria. Y que la confianza se gana, pero una vez se pierde no suele regresar entera.

Valora en mucho la persona que te da toda su confianza. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario