domingo, 19 de mayo de 2019

MONASTERIOS ABANDONADOS

Se preguntaba  Maeztu  si había algo más hermoso que una catedral , y contestaba," sí, las ruinas de  una  catedral".

Ayer fui a un monasterio abandonado

Es preciso perderse para empezar a escuchar.

Es preciso buscar  el silencio en la escucha y en la mirada para descubrir las formas del silencio. Eso se  percibe en este  monasterio  abandonado. 

El silencio se escribe, se ofrece a la escucha. En la música- ¡ y anda que no hay música en estas ruinas!-  el silencio es figura y a  cada nota escrita le sigue su recíproca figura silenciosa, la figura de pausa. Una figura que mide el silencio.

Ese silencio se rompe por la crotora de la cigüeña, similar  al sonido de las carracas  de semana santa.

Vale la pena  perderse en en estos rincones perdidos, memoria del tiempo. 


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