Me recuerda la mujer al espasmódico Charlot en Tiempos Modernos ajustando tuercas , una tras otra, hasta quedar subsumido y extraviado entre las ruedas del engranaje.
La cajera sentada ante una cinta sin fin que pasa un producto envasado tras otro ante un lector de Rayos infrarrojos , con un movimiento lateral de la muñeca , pi, pi, pi, y luego que el mecanismo lee el código de barras ,suma las cifras, pi,pi,pi, y dice:
- Son diez euros, cincuenta...¿tarjeta de cliente?
Sin embargo, me aseguran en el sector, prefieren ese ritmo al de estar mano sobre mano escuchando el hilo musical y la voz del promocional de la cadena. Todas las voces, por cierto son la misma: la del gps, la de la seguridad social, la de la policía, la del Corte Inglés, la de su tabaco gracias, la de ha depositado usted diesel E- plus, la de Serunión cuando está en modo espera, ...¿no hay voces de paletos para la gente que viene del pueblo,por ejemplo, y que se sientan como en casa?
-¡Cagüen la putica que precius tenemos en los limones, están de cojón, maño!
De Charlot aquí no nos hemos movido ni un pelo.
Cualquier día aparece la cajera subsumida entre las teclas de la caja, pi, pi,pi, saca la cabeza por la impresora y dice:
- ¿Tarjeta de cliente?

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