En los inicios de mi vida como profesor conocí a un tipo que era un pícaro.
"Llaneza, muchacho, no te encumbres, que toda afectación es mala." le dice en el Quijote Maese Pedro a su ayudante.
Ando por el campo.
Uno, que cuando se le va la olla, se le va la olla, se ha desnudado en paisajes tan así, que todo sobra. Y os recomiendo que lo hagáis, tengáis la edad que tengáis.
Llevo tiempo dándole vueltas a hacer una serie con el título de "ejemplares".
Ejemplares no son gente santa, son, eso, personas ejemplares que uno ha conocido. No sería quien soy sin ellas.
Podría escribir un libro...¿y quién no con sus particulares personas que se cruzaron en su vida?
Un sacerdote les pidió a unos padres una foto de la familia para bendecirla. Le enseñaron la de la cartera que llevaba el padre. Mientras, le fueron explicando quien era quien de los seis hijos. En dos de ellos rompieron a llorar.
- ¿Qué sucede?
- Estos dos están lejos de la fe. No se han casado, no han bautizado a sus hijos...no sé qué hemos hecho mal, con todos fuimos igual.
El cura señaló a los dos en la fotografía:
- A estos es a los que más tenéis que querer.
- ¡ Pero si queremos a todos igual!
- Más a estos dos.
Hablaron después...le dieron vueltas al tema...
- Oye- dice la mujer- ¿ por qué no les dejas dormir en casa cuando nos visitan?. Siempre que vienen no les dejamos, como no están casados...a lo mejor se refería a eso el cura.
Y así comenzaron los cambios.
Uno de ellos se casó años más tarde.
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Años después yo estaba hablando a solas con ese hombre. Le llamaron por teléfono. Cuando regresó de atender la llamada venía llorando como un niño.
Me contó la historia del sacerdote.
- Me acaba de llamar ni nuera. Me ha dicho que me llamaba porque sabía que me daba una alegría. Se van a casar por la iglesia después de tantos años...le pregunto la razón.
- Mira, te quiero tanto, que me sabría muy mal que os murierais sin vernos casados. Esto es por vosotros.
Había que ver llorando a ese hombre , viejo ya...¡de alegría!
Como me lo contó, lo cuento.
Al final resulta que se trataba de dejar de lado la ideología. Así de fácil.
Desde hace tiempo sé que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante del que viví hasta ahora.
La fe, para mí, es salir de la barca y ponerme a andar sobra las aguas. Es confianza ciega y total.
La fe es como una fiesta infantil. Jesús tenía cosas de niño. No consiste en recitar un dogma, ni una sucursal de un banco en el cielo, donde los banqueros van de vez en cuando a contarnos cuentos.
Cuando veo esos obispos vestidos de faraonas locas me entrar ganas de hacerles una chuchufleta y decirles " ¿de verdad cree usted en algo?". Es de risa. Me pregunto si esta gente ha leído bien todos los fragmentos que Jesús habla de los fariseos, de los ricos, de los poderosos.
Hace un tiempo , cuando regresé de Guatemala, sentí el deseo sincero - ¿ sincero? - de volver a ver a una amiga. Quedamos en la plaza donde años atrás la dije que la amaba.
Bennet Cerf relata este conmovedor episodio sobre un autobús que iba dando tumbos por un camino rural en el sur de los Estados Unidos.
En un asiento iba un delgadísimo anciano con un espléndido ramo de flores frescas en la mano. Al otro lado del pasillo viajaba una muchacha cuyos ojos se volvían una y otra vez hacia las flores. Cuando le llegó el momento de descender, impulsivamente, el anciano dejó caer las flores sobre la falda de la chica.
—Ya veo que te gustan las flores —explicó—, y creo que a mi mujer le gustaría que las tuvieras. Le diré que te las he dado.
La joven le agradeció las flores y se quedó mirando al anciano que, tras bajarse del autobús, cruzó el umbral de un pequeño cementerio.
Estamos vivos, no lo olvides. Cuida de tu gente.
Escribe Daniel Pennac que vivimos en una sociedad sin honor que ha perdido hasta el propio sentimiento de paternidad.
«Hoy en día existen en nuestro planeta cinco clases de niños: el niño cliente entre nosotros, el niño productor bajo otros cielos, así como el niño soldado, el niño prostituido y, en los paneles curvos del metro, el niño moribundo cuya imagen, periódicamente, proyecta sobre nuestro cansancio la mirada del hambre y del abandono.
Son niños, los cinco. Instrumentalizados, los cinco».
Hay otra clase , la sexta: el niño no nacido .
«Hace unos quince años- se pregunta- ¿habría sido yo el pequeño de cuatro hermanos? ¿Me habrían deseado? ¿Me habrían concedido el visado de salida?
En la palabra "deseado", que Pennac acentúa, está la clave.
Ningún deseo debería llevarnos a olvidar que un ser humano, sea quien sea y tenga el tamaño que tenga, nunca es un objeto que uno puede instrumentalizar y usar o tirar según le convenga.
Pienso en el genocidio silencioso de los Down .
¡Haz lo posible para no reventar de asco!
He conocido niños heridos, y han crecido así, con unas carencias profundísimas.
En los jesuítas de Zaragoza, en el colegio del Salvador, se hacía un álbum fotográfico de cada curso. Lo entregaban a todas las clases, y en él salían también señaladas nuestras direcciones.
Quien mas quien menos es un ex.
La muerte. Un antiguo mito melanesio, llamado “la muda de la piel”, la explica así: al principio, los humanos no morían, sino que cuando eran de edad avanzada mudaban la piel y quedaban rejuvenecidos de nuevo.
Josep Pla oyó de boca de un payés en un bar del Ampurdán: lo malo que tiene el ser pobre es que te pasas toda la vida escuchando.
los últimos corruptos que pasean en los telediarios..
Napoleón usó como establo para sus caballos el refectorio de Santa María delle Gracie , en Milán. Allí está el fresco de la Santa Cena de Leonardo.
El prior mandó abrir una puerta en mitad de la pintura para comunicar ese espacio directamente con la cocina. La puerta se abría entre las rodillas del Salvador, que olía los garbanzos que se le cruzaban.
Entonces el arte no tena ni valor ni precio.
- ¿Por qué lloras?- pregunta el militar.
- Te acabas de beber toda la Esperanza del mundo.
Algunos vivimos más allá de la frontera de las apariencias, donde se agradece que alguien nos quiera por lo que somos, valgamos lo que valgamos, tengamos el precio que tengamos. Sin etiquetas que marcan nuestro prestigio.
A muchos nos seducen esos solitarios del cine, esos tipos que están de paso, que viajan de polizones de un tren, y cuyo álbum de fotos está en sus pupilas reflejando la mirada de otr@s.
Fue Truman Capote el que escribió "jamás contestes a una mala crítica".
De Chesterton : “ El medio de amar una cosa es pensar que podríamos perderla”.
Estoy leyendo "Mao, la historia desconocida".
Llama mucho la atención el parecido ideológico de los podemitas /comunistas de hoy , y la ingeniería social que sigue. Parece que están evolucionando en la misma línea.
Se habla de Zhou Enlai, el que fue mano derecha, ministro de exteriores de China durante décadas. Conoció el comunismo en 1917, con diecinueve años. La Revolución rusa acababa de estallar. Tomó partido mientras estudiaba en Francia . Allí se convirtió en un creyente fervoroso, cuya dedicación se vio reflejada en un ascetismo ejemplar.
Bien parecido, con gran éxito entre las mujeres , no era en absoluto indiferente a la belleza. No tardó en echarse una novia , parece que un cañón de mujer, de la que se enamoró profundamente.
Ahora bien, en cuanto se convirtió a la fe roja hizo lo que muchos misioneros: escogió esposa , no basándose en el amor, sino una mujer que fuera una buena compañera de misión.
En el libro se cuenta lo siguiente:
"Muchos años después en un raro momento de sinceridad, Zhou, reveló a su sobrina cómo se había casado. Mencionó a la mujer de la que se había enamorado - la francesa- y dijo : "cuando decidí entregar a la revolución toda mi vida me di cuenta de que no era la mujer adecuada para acompañarme el resto de mi vida...escogí a tu tía...iniciamos la relación por correspondencia".
Se casó sin amor a los veintisiete años con una fanática de veintiún años llamada Deng , notablemente simple y sin gracia".
Me acordé de otros Zhou, de bastantes, que he conocido. Y recordé uno que llorando, en una cafetería de Sant Cugat, se sinceraba:
- Yo estaba enamorado de la hermana de mi mujer, muchísimo, pero no me convenía. Y la única forma de estar cerca de ella, o en su órbita, fue su hermana.
- No entiendo- le dije.
La razón que me dio tenía que ver con la de Zhou.
Curioso este hombre. Al parecer , jamás aspiró a jefatura alguna. Tenía poca iniciativa y necesitaba órdenes de arriba. Era muy disciplinado y de una obediencia de servil. Era capaz de soportar todo tipo de humillaciones y reprimendas de sus jefes.
Siendo ministro de Mao accedió a rebajarse muchísimas veces y de buena gana y con un lenguaje tan humillante que quien le escuchaba se sentía abochornado.
También recordé otra gente, curiosamente mandos míos, jefes, o directores..
Pero eso otro día.
"
Me encanta mirar esta foto.
Somos pasajeros de una nave que navega por el espacio sometida a unas leyes inexorables del universo. Algo más que pasajeros: también tripulantes.