viernes, 5 de febrero de 2021

UNA HISTORIA DE OPORTUNIDADES PERDIDAS

Estoy leyendo "Mao, la historia desconocida".


Llama mucho la atención el parecido ideológico de los podemitas /comunistas de hoy , y la ingeniería social que  sigue. Parece que están evolucionando en la misma línea. 


Se habla de Zhou Enlai, el que fue mano derecha, ministro de exteriores de China durante décadas. Conoció el comunismo en 1917, con diecinueve años. La Revolución rusa acababa de estallar. Tomó partido mientras estudiaba en Francia . Allí se convirtió en un creyente fervoroso, cuya dedicación se vio reflejada en un ascetismo ejemplar. 


Bien parecido, con gran éxito entre las mujeres , no era en absoluto indiferente a la belleza. No tardó en echarse una novia , parece que un cañón de mujer, de la que se enamoró profundamente.


Ahora bien, en cuanto se convirtió a la fe roja  hizo lo que muchos misioneros: escogió esposa , no basándose en el amor, sino una mujer que fuera una buena compañera de misión.


En el libro se  cuenta lo siguiente:


"Muchos años después en un raro momento de sinceridad, Zhou, reveló a su sobrina cómo se había casado. Mencionó a la mujer de la que se había enamorado - la francesa- y dijo : "cuando decidí entregar a la revolución toda mi vida me di cuenta de que no era la mujer adecuada para acompañarme el resto de mi vida...escogí a tu tía...iniciamos la relación por correspondencia".


Se casó sin amor a los veintisiete años con una fanática de veintiún años llamada Deng , notablemente simple y sin gracia".


Me acordé de otros Zhou, de bastantes, que he conocido. Y recordé uno que llorando, en una cafetería de Sant Cugat, se sinceraba:


- Yo estaba enamorado de la hermana de mi mujer, muchísimo,  pero no me convenía. Y la única forma de estar cerca de ella, o en su órbita, fue su hermana.


- No entiendo- le dije.


La razón que me dio tenía que ver con la de Zhou.


Curioso este hombre. Al parecer , jamás aspiró a jefatura alguna. Tenía poca iniciativa y necesitaba órdenes de arriba. Era muy disciplinado y de una obediencia de servil. Era capaz de soportar todo tipo de humillaciones   y reprimendas de sus jefes.


Siendo ministro de Mao accedió a rebajarse muchísimas veces y de buena gana y con un lenguaje tan humillante que quien le escuchaba se sentía abochornado.


También recordé otra gente, curiosamente mandos míos, jefes, o directores..


Pero eso otro día.   







"

No hay comentarios:

Publicar un comentario