domingo, 13 de junio de 2021

MATRIMONIIOS OLÍMPICOS

No creo en ese tipo de pareja olímpica, perfecta, impecable.  Esa tan higiénica y limpia que se miran  y dicen: “Cariño, ¿qué puede salir mal? Si es que lo tenemos todo”. Y los niños son maravillosos, el colegio full, Dios les bendice. 


Con los años, aprendes que la vida improvisa, que tiene su propio sentir,  que tú puedes programar , poner atención, mimo, tranquilidad, cariño pero ella  va a su bola , y que muchas veces no coincide con nuestras previsiones.  


Que la perfección no existe. Y que la suma de actos perfectos produce monstruos. 


Si tienes hijos, te aconsejo que no vendas esa imagen de chachi  porque te vas a caer con todo el equipo.  


No quieras que ellos te vean como una mujer o un hombre  inquebrantables y cojonudamente guays . ¿Por qué? Porque cuando pasen los años y ellos salgan ahí fuera, al mundo real, y tengan su primeras usties , tortazos,  tropezones , sus primeros fracasos, lo que no querrás  es que se vengan abajo pensando: “  ¡ la cagué. A mis padres aquí nunca les hubiese pasado esto.  Mi padre me dijo que si tal y que si cuál, y yo la pifié".


Intenta , y esfuérzate en mostrarte  ante  tus hijos… Pues como eres,  una persona  real, con fallos, con taras que vienen de serie  . 


Una familia maravillosamente imperfecta. Porque la imperfección no te hace ser peor  padre o madre. Y el que diga lo contrario es gilipollas. 


Tus  hijos, nietos, no necesitan padres o abuelos perfectos , necesitan padres que estén con ellos incondicionalmente. Y para eso no hace falta ser perfectos. 


No seas de cartón piedra.  Que se te pueda tocar, tomar el pelo, abrazar. Y no seas pesado. 


Estoy convencido que  hay hijos que si les dejaran hablar dirían " mi padre tendría que haber  sido cura...¡ todo el día echando sermones y  dando pol saco   !"




No hay comentarios:

Publicar un comentario