Piensa en los hombres y mujeres a quienes les quitan sus casas, los que no consiguen trabajo, los que tienen que cuidar a sus enfermos sin la ayuda de nadie o emigrar a países cuya lengua y costumbres desconocen.
Todos ellos guardan en su interior vidas que no logran hacer reales, y parte de nuestra tarea es levantar la cartografía de esas vidas que esperan despertar alguna vez. Esas vidas nada tiene que ver con la que tantas veces llevamos en este mundo tan desagradable en el que estamos presos.
Bancos que roban a sus clientes, turbios especuladores de bolsa, paraísos fiscales que administran los mismos que nos piden austeridad y resignación, listas de los hombres más ricos del mundo, caciques piadosos, asesores de la inanidad, vendedores ufanos del bien común son los personajes de esa ficción absurda que llamamos realidad.
Qué pensaríamos de alguien que elegido por sus vecinos para dirigir el museo de su ciudad se dedicara a vender los cuadros con la nada inocente idea de que es en las casas particulares donde van a estar mejor cuidados.
Dice el Papa Francisco que "al mundo de hoy le falta llorar. Lloran los marginados, lloran los que son dejados de lado, lloran los despreciados, pero aquellos que llevamos una vida más o menos sin necesidades no sabemos llorar".
La realidad está enferma y necesitamos el elixir de esa flor misteriosa que sólo en los países imaginados florece. Cada noche imagino esos paisajes y rezo a mi manera. En realidad , no es oración. ¿Quién sabe rezar?. Me recreo en el ejemplo de mi padre, la sonrisa de Manuela, la bondad de Andreu, la alegría de Santiago .
Me entretengo en la mirada de Joaquín, enfermo y doliente, en las pupilas encendidas de Carlota, o la ternura de Ana, la bendita locura de aquel hombre que me lío la vida, o dibujo rostros que amé...Sólo así nos curaremos de nuestro extravío, y nuestros olvidos..
Te lo recomiendo. Necesitamos soñadoras de provincias, buscadores de perlas, bodas entre vivos y difuntos, resurrecciones de amigos muertos, niños que hablen con los animales, exploradores que criban con la batea el agua del río buscando pepitas de oro, cancioneros de letras infantiles , ballenas blancas, artistas del hambre, relojes flácidos, para convertir tu apellido en algo Mendivertido.
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