Con mi jubilación uno de los asuntos que más me llamó la atención en mi nueva vida fue como, sin sin darme cuenta, entraba en un bucle sanitario del que ya no puedes salir, a no ser que te empeñes.
En el rural la gente vive en un estado de medicalización permanente. Si vas a primera hora de la mañana al Centro de Salud - todos los días- hay una cola de todo tipo de personas con sus botecitos de orina, y su rollo de análisis.
Yo el primero. Pero , al poco tiempo, tu médico de deriva a otro especialista. ¿ Tienes algo? No. No tienes nada. Pero , como dicen en Cataluña, " per si de cás".
Y por el "si de cas" de los cojones vas al neurólogo, al reumatólogo, al chupamelagorri de turno. Y a su vez, cada uno de ellos " per un si de cas", te manda más análisis de sangre, más botecitos, más extracciones...hasta que, ¡ por fin! , sale algo gordo.
¿ Lo tenías? Pues a lo mejor no. A lo mejor tu cuerpo ha dicho " me voy a poner enfermo para que se calle este médico. Le veo tan preocupado, con tanto interés que le voy a dar un algo de próstratra.
En mi caso, mi cuerpo dijo " creo que voy a comenzar por una "fibrosis pulmonar" , y si insiste la buena mujer, un cáncer del pulmón". Así empezó todo. Lon digo en coña, pero no mucha.
Si estás bien, nadie va al médico. Y si vas , el tío, o la tía, te dice "usted no tiene nada, váyase a su casa".
Yo creo que alguien decide ir al médico es cuando alguien se encuentra mal, no cuando se está bien.
Pero hoy hay una cultura que se llama "análisis de rutina, o chequeos " , que es un camelo. Gente que se hace pruebas innecesarias. A su vez, estas pueden conducirte a más pruebas aún y tira. No hay que dejarse engatusar por cantos de sirena de artículos de XL Semanal o del País.
En la opus se aconsejaba ir al médico una o dos veces al año para ver si uno está enfermo.
Lo mismo, pienso, sucedía con la charla semanal, la confesión , o eso de conocerse a uno mismo- que había temporadas que se llamaba "el defecto dominante". Esa insistencia en que la meditación es el mejor modo de conocerse, esa obsesión con reflexionar sobre uno mismo, esa manía con pensarse y darse vueltas y hacer mayonesa del espíritu.
El mejor modo de conocerse es la vida y sus cosas: los fallos que uno ha tenido, los errores, los volveres a empezar, las usties.
La introspección no sirve más que para producir neuróticos en cadena. A mi me sucedía que no sabía de qué confesarme, o porque todo aquella semana carecía de identidad, o porque me repetía como el ajo, o porque no era espíritu tan fino como para colar faltas que no veía
Si estás en la cadena médica o espiritual , aún estás a tiempo de salir.
Ya que hablas del rural, esto es de hoy en la Vanguardia y tambien toca el tema de salud: Las piscinas de Tàrrega han reabierto este domingo con la presencia de dos agentes de vigilancia de seguridad privada después de que el Ayuntamiento se haya visto obligado a evacuar a los bañistas hasta tres veces en una semana por la presencia de excrementos en el agua. Uno de los agentes vigila a los bañistas dentro del agua, mientras que el segundo controla los accesos al recinto. Los agentes de seguridad privada estarán presentes en las instalaciones hasta final de temporada, el 7 de septiembre. El consistorio ha impulsado estas medidas tras los reiterados actos incívicos que sospechan que están relacionados con un reto viral en las redes sociales y que también se han repetido en cerca de una decena de piscinas municipales de la provincia de Lleida.
ResponderEliminarLo escuché ayer en las Noticias.
ResponderEliminarBuenos días, Suso
ResponderEliminarYo prefiero desnudarme en una fiesta que en el médico, pero hay que ir, escuchar, aunque muchas veces me repiten tonterías y protocolos absurdos, y ponerse la loción que ellos me digan para tener un cabello más abundante.
Es la vida,
Pétalos de rosa
Pétalos, qué hay que hacer para asistir a una de tus fiestas?
EliminarOiga, haga pinza con la cintura y échese agua fría en el hueco del pantalón , a poder ser con hielo.
EliminarAnónimo 9:46, confío en usted, parece usted tener mucha experiencia en estos remedios con hielo.
EliminarQué tropa, qué piara.
ResponderEliminarA este viejete le han encontrado de todo, pero él sigue como si nada:
ResponderEliminarhttps://www.lavanguardia.com/lacontra/20250818/10981898/carlos-soria-artrosis-protesis-audifonos-vengo-subir-aconcagua.amp.html
Durante muchos años tuve una sensibilidad bastante rudimentaria para los asuntos médicos: uno va al doctor si se rompe una pierna o si le sobreviene un ataque agudo de algo.
ResponderEliminarLas revisiones médicas anuales en el Betis, al menos en una de las regiones donde viví, eran poco más que un ritual vacío. En aquel país no había médicos numerarios; una vez al año aparecía uno desde el extranjero, me tomaba la tensión mientras fumaba tabaco negro y daba por concluido el examen.
Solo cuando, ya jubilado de las actividades futbolísticas, un control preventivo obligatorio me reveló un tumor considerable —todavía benigno, aunque recidivo— empecé a comprender el valor de la prevención. El azar de aquella revisión cambió mi manera de mirar la medicina.
Con el paso del tiempo, la máquina se desgasta: rodillas, reumas, próstata (solo sv) tensión, colon… La lista tiende a alargarse y las consultas médicas se multiplican. Y aquí aparece el verdadero dilema: cómo cuidarse sin obsesionarse con privaciones alimentares absurdas, revisiones innecesarias o la ingesta diaria de suplementos que prometen lo imposible.
Mi padre, con la phronesis de la que nos habló Sanyi el otro día y con su ironía, lo resumía muy bien: “Hoy en día hay mucha gente que quiere morir sana. Yo, en cambio, quiero vivir sano”.
Estás muy joven para morir chavo.,
ResponderEliminarYo no digo que me estoy muriendo. No, al menos, hasta que espiche.
EliminarHay un libro muy bueno del Dr. Antonio Sitges-Serra titulado "Si puede, no vaya al médico" que trata este tema". La sinopsis dice:
ResponderEliminarEste provocador libro sobre la dramática medicalización de nuestra hipocondríaca sociedad pone al descubierto las prioridades insospechadas del sistema sanitario.
La medicina, el antiguo y noble arte de curar cuyos poderes la ciencia moderna parece haber ampliado más allá de todo límite, se ha convertido en el siglo XXI en un enorme negocio con incalculables márgenes de beneficio, cuyos riesgos corren a cuenta, casi por entero, de quienes necesitan su atención: los pacientes. En el actual contexto cultural y socioeconómico quien va al médico encuentra no sólo un profesional, sino todo un sistema sanitario cuya prioridad no es necesariamente su salud.
¿Paciente o cliente? Tanto la medicina pública como la privada padecen las consecuencias de la tecnolatría, el afán de lucro y la sed de prestigio que hoy se interponen entre el médico y quien lo consulta. El autor examina la medicina actual desde una perspectiva humanista que revela, bajo la utopía tecno-científica, un sistema insano que urge cambiar.
Aforismos del considerado padre de la medicina interna (anglosajona), William Osler:
Eliminar- Uno de los primeros deberes del médico es educar a las masas para no tomar medicamentos.
- Un médico que se trata a sí mismo tiene un estúpido por paciente.
- Quien sirve a los dioses muere joven; Venus, Baco y Vulcano envían sus cuentas en la séptima década.
Sanyi, conozco a médicos (y médicas) que son muy vocacionales. Desinteresados/as. Su motor: el bien del prójimo. Para mi son como misioneros laicos. No regatean ni un esfuerzo. Y no so pocos/as los que, en mayor o menor medida, encajan en esta categoría. Es más, ahora me voy a tirar de la moto (pero así lo creo): en el colectivo de la Medicina (y creo que también en Enfermería) encuentras una mayor proporción (de forma clara y significativa) de buenas personas que en otros colectivos.
ResponderEliminarEn otros colectivos (no especificaré para no ofender) pasa justo lo contrario. Es más, hay un colectivo que se lo tiene muy creído (se autoconsideran el colmo del éxito) que su proporción de buenas personas no digo que brille por su ausencia... pero casi.
En mi familia hay cuatro médicos y una enfermera.
EliminarMi mujer, médico, está en los comités de investigación y de ética, que aprueban los ensayos clínicos de los nuevos medicamentos.
Los médicos cobran varios miles de euros por cada nuevo paciente que ponen en estas carnicerias que se llaman ensayo clínicos. Esto de cuando el médico te dice que ha salido un medicamento que está en fase de aprobación y que si tú no quieres formar parte que te puede salvar y todo. El médico no desvela al paciente lo que cobra por incluirte en el ensayo.
Tranquilos, mi mujer es una talibán en el comité de ética y tiene enemistados a muchos médicos por no pasar sus ensayos el filtro ético. Especialmente oncólogos.
Luego está el hecho de que un médico trabaja de ocho a cuatro y por la tarde tiene su consulta privada. Siempre pone por delante la consulta privada. De hecho, vas al Hospital Clínico de Barcelona -la mitad está privatizado, se llama BARNACLINIC- y directamente te dicen: si va Vd. por la pública le operamos en dos años, por BARNACLINIC pagando la semana que viene.
El Dr. Sitges critica la industria, de la que pasan a formar parte muchos médicos, no todos son malos, obvio.
No hablemos de los congresos organizados por las farmacéuticas a los que acuden miles de médicos que se pasan la semana haciendo turismo en París o New York y recibiendo regalos del tipo cámara de fotos o tarjetas de El Corte Inglés.
Hay buenos médicos vocacionales, solo faltaría, pero esta industria es una "estructura de pecado", que diría Juan Pablo II.
Luego añades las mutuas privadas y las aseguradoras que cuando tienes un problema desparecen y no te renuevan.
En fin, alma cándida, dígame en que colectivo la proporción de buenas personas es cero pelotero en comparación con el colectivo de médicos a punto de ser canonizados a bulto como los mártires de Sebaste.
No te molestes por mi tonito cínico que contrasta con tu tono respetuoso. Soy así cuando me entusiasmo. Además tengo que ir al súpermercado antes de comer y escribo rápido.
¡Ahí le has dado!
EliminarMuchas veces pienso que ahí está parte del error, en el mirar demasiado hacia adentro; Dios, a veces, está más hacia fuera.
ResponderEliminarHacia adentro, otras tantas veces, sólo nos topamos con nuestras propias obsesiones; aunque ello no deja de ser una forma de conocerse a uno mismo; probablemente la única posible. Pero con conocerse no es suficiente; hace falta una presencia que va más allá de uno mismo para que el autoconocimiento no derive en oscuridad y desaliento; conocerse es absolutamente necesario, pero siempre lleva a descubrir nuestra sorprendente y a veces insoportable oscuridad; uno sólo se conoce bien si lo hace con Dios.
Emil Cioran decía: “Encerrarse en uno mismo es contemplar un vacío que responde con nuestras mismas palabras. Nada más estéril que ese diálogo con el espejo del alma.”. Yo disiento con Cioran en el hecho de que sea esteril, siempre y cuando además de buscar conocerse a uno mismo, se busque hacia fuera a Dios; solos, nos morimos; o cometemos el error de confundir a Dios con nosotros mismos. Nietzsche decía: “Quien se mira demasiado al interior acaba por descubrir, no verdades, sino abismos. La mirada hacia dentro debe ser breve, de lo contrario devora”. Un poco en la misma linea, Pessoa escribía: “Me he convertido en el espectador de mi propio espectáculo. Y esta introspección incesante me fatiga como un callejón sin salida. No hay mayor prisión que la de uno mismo”; estaba convencido de que una excesiva mirada hacia adentro se vuelve alienante y estéril. Quizá el que me resulta más clarificador es el pensamiento de Blaise Pascal: “El yo es odioso. Tú, que no puedes dominar tus propias pasiones, pretendes ser el centro de todo. Mirar demasiado al yo es encerrarse en el peor de los laberintos”; veía al yo como una prisión; la introspección sin abertura trascendente hacia los demás, lleva a la vanidad y al tedio.
Quizá esté citando a demasiados autores, y todos son rebatibles, pero es un tema en el que profundicé bastante al encontrarme a menudo un vacío extraño en las meditaciones de mi época en el O.D. No puede ser que la busqueda de Dios se quede en uno mismo y en sus propias miserias, ni que sea para combatirlas; es como jugar al ajedrez solo, o como leer los libros que uno mismo ha escrito. Pensar sólo en uno mismo, ni que sea en el ámbito de la oración, es egocéntrico, y produce como fruto el vacío.
Dios se hace presente en los demás; y esto no significa que el proceso de encontrarle sea fácil, porque en los demás también hay oscuridades.
(sigue)
Dice Michel Onfray en La fuerza de existir que a Pascal le debemos la célebre frase "El yo es odioso", pero que a la vez este autor utilizó ¡750 veces! la palabra yo en sus Pensamientos.
Eliminar¡Jodo!
(Continuación)
ResponderEliminarPoco después de mi etapa O.D. conocí a sacerdotes de otros ámbitos. Uno de ellos, en una de sus homilias, habló de algo que en ese momento me impactó mucho: la transubstanciación de Dios en el cuerpo de los despojados de la sociedad. Otros también me hablaron de la alegría, de la luz, de la naturaleza, del Dios de las cosas sencillas y hermosas.
Me topé más tarde, ya fuera del ámbito religioso, con el Dios de Spinoza, el Dios presente en todas las fuerzas naturales, incluso en aquellas que parecen contravenir a la caridad y el sentido común. Justo en estos días he acabado de leer “La sociedad de la nieve” y, para mi sorpresa, he descubierto que no es un libro que hable sobre una catástrofe aérea sin más, sinó que es un libro que habla de Dios, de un Dios válido tanto para creyentes como para ateos.
Años después de meditar sobre el Dios de Spinoza, y sobre la artificialidad de la jerarquía católica, me volví hereje; quizá diciéndolo dejo mal paradas a todas las influencias que he conocido en mi vida, O.D. incluído, pero hay que tener en cuenta que la palabra “hereje” siempre se pronuncia desde el lado de quien considera a la persona desviada como un desertor o un traidor; normalmente el hereje lo vive como un desprendimiento de creencias o doctrinas que como un lastre nos alejan de la verdad; el hereje lo experimenta como una conversión más profunda hacia Dios. Y realmente quizá no sea un hereje. Quizá algún día lo que una a la iglesia no sea lo que se cree exactamente sobre temas que normalmente no se comprenden, sinó la esperanza, la espera, la confianza en la mano que nos sostiene a todos.
Hablando de la esperanza, recuerdo el poema de Peguy:
«La fe que más me gusta, dice Dios, es la esperanza.
La fe, no me sorprende.
Yo resplandezco tanto en la creación!
La caridad, tampoco me sorprende.
Mis pobres hijos están tan desdichados!
¿Cómo no habrían de tener caridad unos con otros?
Pero la esperanza, dice Dios, sí que me sorprende.
Que esos pobres hijos vean cómo anda todo,
y que crean que mañana será mejor…
Esa pequeña esperanza,
que parece tan poca cosa,
y que camina sola en medio de sus hermanas mayores,
la fe y la caridad,
arrastrándolas a las tres,
esa pequeña niña esperanza,
me conmueve.»
Era el mismo Peguy quien afirmaba que Dios no es un concepto abstracto, sino que se encarna en lo cotidiano, en la carne, en la historia, en los gestos de amor; y que Dios se manifiesta no en la autoabsorción, sino en el encuentro, en el mirar, en la ternura hacia el otro.
En lo que se refiere a la medicina, recomiendo revisiones anuales de todo aquello que por herencia o tendencia uno sospecha que puede adolecer. Aun y así, como ocurre en el plano de la fe, no se puede vivir obsesionado con uno mismo. No puede ser que la preocupación por la supervivencia nos impida vivir. Pero las revisiones, y la confianza en la medicina convencional; asumiendo que al final pase lo que pase moriremos, no están de más. Es cierto que desde la mecánica cuántica, la medición de los fenómenos puede condicionar el resultado como humorísticamente insinuas; pero eso ocurre más a nivel subatòmico; en el mundo macroscópico, la realidad no depende de la medición.
Supongo que he escrito demasiado; es lo que pasa en vacaciones. Pido disculpas!
PRISCILIANO
Morirse sano no lo veo factible si no es por causa traumática, de otra forma uno se muere de algo. Entiendo lo que se quiere decir, lo de cuidarse para llegar a viejo lo mejor posible, pero siempre hay una causa médica. Y lógicamente la vejez no es una enfermedad. Digo.
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