ESCRÚPULOS.

domingo, 3 de agosto de 2025

Una de las  cosas que me resultaban  muy chocantes en mis años en la Enseñanza era  ver sacerdotes que dirigían almas de críos y los enfangaban de escrúpulos. Me ponía enfermo ver chavales atenazados por ideas de pecado que en absoluto eran ofensas a Dios.  


A veces eran los propios padres los que inyectaban  el virus mortal. Recuerdo un chaval que sin ningún complejo declaró en clase al viento imperio.


- En mi casa no nos dejan ver Pokemon porque uno de los personajes es homosexual.


¿Qué significa tener o no tener escrúpulos?


"Escrupuloso” es una palabra fascinante. Su definición  es “una duda o vacilación que golpea a la conciencia de que algo está bien o mal “. El escrupuloso sufre porque no sabe si eso que ha pensado, que ha mirado, o ha dicho, está bien o mal.


Scrupolo proviene del escrupulus latino, que literalmente significa “pequeña piedra puntiaguda”. En la antigua Roma, los legionarios durante las marchas a menudo encontraban piedrecillas "tocapelota"  en sus caligae: sandalias militares. Estas pequeñas piedras se quedan atrapadas entre la suela y el pie- o entre los dedos- causando una molestia. Todos sabemos  lo que es eso. 


En ese momento, el soldado tenía que hacer una elección: soportar el dolor y seguir marchando, o detenerse para quitar el piedro, pero arriesgándose a ser castigado por frenar a las tropa, y provocar el efecto acordeón.


Mientras tanto, senadores, tribunos y otros hombres de poder viajaban cómodamente a caballo o en carro: no tenían piedrecillas ni casquetes que soportar. Nada les molestaba. No tenían escrúpulos.


Aquí nace que la gente en el poder a menudo “no tenía escrúpulos”: no sentía la molestia moral que hace cojear a la gente común.


Con el tiempo, esa pequeña piedra se convirtió en un símbolo de conciencia: una duda interior que nos aguijonea cuando algo no parece correcto. Y así “tener escrúpulos” se convirtió en un signo de sensibilidad moral.


Al final del día, aquellos que no tienen escrúpulos ya ni siquiera sienten ese pequeño e incómodo guijarro de la ética en el zapato de la conciencia.


El problema es, como esos sacerdotes y esos padres que citaba al principio de la entrada , cuando colocas piedrecitas en los zapatos de tus hij@s. Y se los colocas tú, y los llagas para siempre.

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47 comentarios

  1. Es el rejalgar Suso, es el rejalgar.

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    1. Los que dicen lo del Rejalgar no han leído la profecía. Allí se refiere a cosas la vida que para el resto de los mortales son un disfrute, para ellos será rejalgar.
      Pero no habla de muerte. Hoy mismo se están muriendo numerarios y numerarias, y agregadas y agregados, algunos de manera muy dolorosa.
      Nos morimos todos.
      A mi el rejalgar me parece una chorrada, pero no es esa la lectura.
      Otra cosa es que los chicos de Mopa y la Prelada se pongan a arrimar el ascua a su sardina.

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    2. Pues sí: no se debe confundir el rejalgar con el pecado original.

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    3. Gracias, maños.

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  2. Un día de estos vamos a Miraflores y nos ponemos cieguicos

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  3. Con el vinico del armario del que solo Sancho tiene llaves. Te imaginas como debe estar estar ese cognac del 73?

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  4. A los 14 años me definieron a Dios como el que premia a los buenos y castiga a los malos. A Dios gracias, me llegó ese input a los 14 años y no a los 4.
    A los 4 o 5, y de voz de mi abuela, me hablaron de Dios como del ser que más me amaba; me amaba tanto y tan bien, que me amaba más y mejor que yo a mi mismo.
    Pero la definición supuestamente teológica y fundamentada de los apostoles que a mis 14 años identificaron su esencia como la de premiador y castigador hizo sus estragos. Salí de ellos muy bien parado, gracias a Dios; otros no tuvieron tanta suerte.
    He conocido personas cuyas dudas sobre si algo absolutamente anodino era pecado eran tan grandes que no podían ni andar sin preguntarse si el siguiente paso que daban era pecado o no; y si no se lo preguntaban se sentían culpables (no es una metáfora, tuvieron que medicarse). Gente que se impresionó tanto por las lúgubres y terroríficas meditaciones sobre el infierno que han visto su vida futura condicionada por el miedo.
    Me recuerdan a esas pobres chicas secuestradas en África y traídas a España para ser explotadas; el aguijón con el que coartaban su libertad era su fe en el vudú; creían tan firmemente en la capacidad de ejercer el vudú de las personas que las tenían cautivas que no necesitaban cadenas para no salir del apartamento donde vivían.
    Como seres humanos tendríamos que aspirar a que nuestra fe no fuera la que se sostiene por el terror.
    Los escrúpulos de las personas que yo conocí nacían del terror a Dios y de su supuesta obsesión por la perfección de sus criaturas, o por el anhelo de cumplir unas expectativas para las que el mismísimo Dios no nos había pensado; un Dios cuyo universo contiene errores de bulto que provocan intensos sufrimientos a los seres vivos que los sufren. Dios no obró con perfección, el sabrá por qué; ¿y nos lo va a imponer como exigencia a nosotros?
    Algunas veces, pintamos los techos de las catedrales con una perfección recargada y obsesiva; pero Dios simplemente diseña la simplicidad y la belleza del cielo nocturno estrellado, que nos señala caminos hacia el infinito y nos trae ecos de conciencias posibles y lejanas. Nosotros construímos relojes para atrapar el tiempo; y Dios nos regala el tiempo para que seamos libres. Palabra de hereje, el verdadero Dios no tiene infiernos, ni torturas, ni demonios mordiendo los cuerpos doloridos de los pecadores, ni inquisiciones, ni derechos canónicos, ni largos tratados de liturgia y protocolo, ni príncipes, ni reyes, ni coronas, ni vestidos con encajes de oro, ni santos de yeso adornados con joyas, ni cirios suplicando anhelos de vida y salud, ni anulaciones matrimoniales, ni recuento de crímenes y amoralidades, ni censuras, ni censores, ni miedo, ni terror, ni hilitos de letanías angustiosas, ni ceremonias aburridas de guerreros saciados de triunfos y de venganza, ni catedrales, ni palacios, ni ropa, ni dinero, ni imperios, ni gobernantes, ni fama, ni espectáculos de poder y fanfarronería, ni lista de imperfecciones, ni banderas de victoria, ni estandartes, ni cabras guerrilleras, ni ejércitos, ni pueblos elegidos, ni hijos torturados y sacrificados para redimir nada, ni guerras santas, ni sotanas, ni hábitos, ni ayunos, ni castigos corporales, ni penitencias, ni sangre, ni violencia, ni odio... Pero cuidado, que no soy cristiano; lo que digo no va a misa. Coged de mi olla sólo lo que no ofenda vuestra fe, o reinterpretadlo a vuestro criterio; al fin y al cabo, todo lo escrito en la arena de la orilla del mar es efímero.
    PRISCILIANO

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    1. Dios no existe, ni ese que describe y que propone como bastante más atractivo que otros

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    2. Si lo buscas como quien busca a su gato (dentro del armario, o debajo de la cama) quizás te parezca que "no existe".
      Pero si lo buscas en la gente realmente caritativa, los que salvan vidas porque sí, probablemente lo encontrarás, más pronto que tarde.

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    3. No lo busco porque no existe. Gracias.

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    4. Transcribo una frase pronunciada por uno de los supervivientes del accidente del vuelo 571 de la Fuerza Aerea Uruguaya, y que está extraído del libro "La sociedad de la nieve" de Pablo Vierci.
      El fragmento no pretende convencer a nadie, pero lo he leído hace unos días bajo los árboles y al lado del mar, y me prometí que algún día os la citaría:
      "Fue allí cuando entré en un contacto mucho más estrecho con una fuerza superior. No me hizo más cristiano ni menos cristiano, simplemente mucho más creyente en un mismo Dios para todos, el cual se expresa a través del ser humano en el altar de la naturaleza. Es fácil no creer desde el llano; es imposible no creer cuando estás solo con la montaña."

      A mi me gustó mucho este fragmento, y en general el libro que habla de una experiencia fuerte en que unas personas tuvieron un encontronazo con toda la brutalidad y belleza de la naturaleza. En estos encontronazos, aparece Dios, aunque adopte múltiples formas conceptos o nombres. El Dios que conocieron fue el mismo para todos aunque le definan diferente, y se hace más sensible que nunca precisamente en la terrible contradicción del dolor, la resistencia y la muerte. Si en lugar del libro, quereis ver la película, creo que aun está en Netflix "La sociedad de la nieve" de Bayona.
      PRISCILIANO

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    5. Lo de "no lo busco porque no existe" parece muy prepotente.

      Lo mismo su contrario: existe , y punto.

      Fuera aparte de que no me creo que "no lo busco", se ponga como se ponga. Vivimos muchos años, con muchísimas experiencias, nos cruzamos con muchas personas, en fin, es difícil que no se haga preguntas. A no ser que sea un adoquín . Y usted no es un adoquín.

      Yo creo que a Dios no lo ha visto nadie, y el tema no va por allí.

      Los auténticos hombres de Fe que he conocido son personas que han tenido una experiencia personal de Dios. Y , como escribió Ratzinger, " hay tantos caminos para encontrar a Dios como personas.

      Insisto, se ponga como se ponga esto de le fe no tiene nada que ver ni con usted ni conmigo.

      No somos tan importantes.

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    6. Por cierto, el comentario del "gato", madure, coño.

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    7. Estoy de acuerdo es prepotente. Lo que me sorprende es que dentro de las manifestaciones que se ven por aquí y por otros barrios, no se manifieste la duda de la existencia de dios entre los creyentes cuando Santos y Santas han tenido serias dudas.

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    8. ¡Hombre!, ¡no se fije usted en " los que se ven por aquí y por otros barrios".
      Esos son los de Panoramix y la pócima.

      Hay otras maneras de buscar y de dudar.

      El Evangelio está petado de mujeres y hombres que dudaban. Y creían.

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    9. Ok, yo voy dudando y si eso ya les digo. Si dudan ustedes diganlo.

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    10. Cuando deje de dudar ni dude en decírnoslo, don Bartleby "I would prefer not to"....

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  5. Creo que Dios no premia ni castiga. Dios solo ama.
    Dios es Felicidad. Quien se acerque a El se sentirá muy bien, y quien se aleje no se sentirá tan bien, eso es todo.
    Pero es algo uno se hace; uno se premia con esa cercanía a Dios, o uno se castiga con esa lejanía de Dios.

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  6. Dios es un concepto y palabra humana.

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    1. Pues llámale "el Todo" o "el Misterio" o "lo más genuino de uno mismo", etc. la cuestión es que ahí está, y todo el mundo lo busca, de un modo u otro.

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    2. Lo mismo me quedo, que me quedo lo mismo.

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    3. Empezó bien, pero conforme va enseñando la patita se le notan las carencias.
      Usted es un
      farsante.

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  7. Hay casi tantas ideas de Dios como culturas y no hay forma de ponerse de acuerdo en ello, a diferencia de la la fuerza de la gravedad de la tierra, que es la misma para cualquier observador. Y es una idea, la de Dios, que ha traído tanto bienes como males, así que no es una idea buena de suyo. Una idea muy líquida y extraña.

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    1. Supongo que es su opinión. Eso de "ha traído tanto bienes como males, así que no es una idea buena de suyo. Una idea muy líquida y extraña" parece como muy chunguillo.

      Todo en el mundo es ha traído tanto bienes como males. Ha querido darse pegote intelectual y le ha salido un churrete barato.

      Lo de Idea líquida, ¡ por favorrrrr!, eso se lo escriben a Pilar Alegría en la portavocía.

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  8. Este tipo no es ateo. Ni agnóstico.
    Tampoco un farsante.
    Simplemente es gilipollas.

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  9. Educar a un niño es una tarea difícil. Educar su conciencia lo es aún más. Como en casi todo, se trata de buscar un equilibrio entre dos extremos: por un lado, la escrupulosidad excesiva; por el otro, la laxitud.



    Un fenómeno que siempre me ha llamado la atención —habiendo vivido largas temporadas en distintos países— es que, si bien en todos existe esa tensión entre rigor y permisividad, los temas concretos sobre los que gira varían mucho según el clima cultural y religioso.



    En los países de tradición católica, el foco histórico —casi obsesivo— ha estado en el sexto y noveno mandamientos. Durante siglos, la pastoral se ha concentrado tanto en cuestiones relacionadas con la sexualidad, que otros temas quedaban en segundo plano. Recuerdo que, no hace mucho, en un mercadillo de libros usados en un país de fuerte tradición católica, encontré un viejo manual de confesión para jóvenes. Dedicaba páginas y páginas a detallar pensamientos, miradas, tocamientos y conductas sexuales, y apenas una sola página a cuestiones de justicia que no estuviesen relacionadas con el sexto mandamiento.



    En los países de tradición calvinista, en cambio, el énfasis se ha puesto tradicionalmente en el séptimo mandamiento. En la Ginebra de Calvino, por ejemplo, se controlaban hasta las cantidades de tela en los vestidos. En los Países Bajos del siglo XIX, un niño podía ser reprendido por no devolver un simple clavo sobrante tras un trabajo de carpintería y en las escuelas reformadas, el "cuaderno de moral" incluía ejercicios para calcular con precisión el valor de lo que debía restituirse si uno había consumido más carbón del que le correspondía en la estufa comunitaria.



    Conceptos como la “compensación oculta”, que en la moral tradicional católica pueden ser tolerados bajo ciertas condiciones, son vistos con gran recelo en la ética reformada: cualquier compensación que no sea completamente transparente se considera sospechosa, incluso si se hace con buena intención.



    En las últimas décadas, parece que hemos pasado de una educación marcada por el escrúpulo a una más bien laxa. La antigua obsesión por los pecados sexuales se ha transmutado en indiferencia, o incluso en una forma de tolerancia a la promiscuidad. Mientras tanto, en países de tradición protestante, el antiguo rigor hacia el séptimo mandamiento ha sido debilitado por una lógica economicista que ha llevado incluso a ciertos líderes religiosos a cerrar un ojo ante prácticas cuestionables, siempre que resultaran “eficientes para el negocio”.



    Como padre, creo —al menos en teoría— que el justo equilibrio en la educación de la conciencia no se encuentra ni en el miedo ni en la permisividad, sino en la formación de un criterio moral capaz de discernir lo verdaderamente importante de lo que no lo es tanto; en actuar con coherencia, y en asumir las consecuencias de las propias decisiones con libertad interior. Pero en la práctica, no siempre sé qué significa esto exactamente, y tampoco estoy seguro de haber sido capaz de transmitirlo a mis hijos.

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    1. Pues aunque suene extraño a veces uno siente...nostalgia? de esa peculiar tensión, esos propósitos de no pajearse durante un mes, esa energía de más que se lograba con la continencia y que un tenia que desahogahogar haciendo más deporte, fútbol, footing.

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    2. Suso no hagas. Ni caso del rejalgar eso fue una de tantas chorradas que se le ocurrieron a aquel que se equivocó cuando predijo la fecha de su muerte .no acertó ni de coña. Pero eso se lo callan como los muertos . Tu hazle caso a los médicos y a la marcha.y a cojon visto macho. Un abrazo
      Enric

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    3. Eso hago. Me ha tocado el trapo rojo, ése que recoge del suelo Charlot cuando pasa un camión y ve que se le cae. Lo coge y va detrás avisando a gritos que se le ha caído. Aparece una manifestación, y todos le siguen pensando que es el líder.
      Me tocó ir en una manifestación a la que nadie me llamó. Se llama "enfermos de cáncer".

      La película es Tiempos modernos.

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    4. ¿Nostalgia?...usted no sabe lo que es la nostalgia. ¡ Nostalgia de hacerse pajas!

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    5. Anónimo 21:51, sé a que te refieres. Yo también pensaba algo así, pero me daba vergüenza decirlo. No se,si es "síndrome de estocolmo" pero sí, se siente nostalgia de eso, de esa tensión, de esa lucha por la continencia. Parecía un deporte "venga...un día más sin pajearme... a ver si puedo..."

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    6. Joder, cómo están algunas cabecicas...¡ y eso que "le daba vergüenza decirlo"- Cómo será cuando no le dé vergüenza.

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  10. En la publicación HF daban muy buenos consejos al respecto, todo hay que decirlo.

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    1. Me dijoel directoe que era el más leído.

      Modestia aparte.

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    2. Oiga, y cómo le recompensaban los de HF por ser el articulista más leído? Entiendo que de alguna forma le premiarían. No sé, un bonus, una extra, un detalle, un algo... ¡Es de justicia!

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    3. Nada. Allí todo es por la cara 😀

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  11. Hola Guiri, por eso creo que se ha dicho muchas veces que el Betis tiene una arista calvinista, porque recoge lo mejor de los dos mundos. Tú ya me entiendes.

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  12. No me entero de nada, cosas de haber llegado a medias a la película. Ni idea de qué es HF ni Hz ni sé de dónde viene la inquina de muchos anónimos. Supongo que hay enemigos antiguos. Lo del rejalgar creo que sí lo pillo por haberlo leído en OL y me parece de auténtica miseria moral si va por donde creo que va. Yo te leo porque me gusta como escribes y por tu sentido del humor. Solté una carcajada cuando me respondiste que ahí arriba alguien tenía que estar flipándolo de que yo rezara. Tienes un don, y conservar el humor estando enfermo es admirable. También me divierte leer discusiones en comentarios sobre si existe o no Dios, como si alguien fuera a convencer al que piensa lo contrario. Abrazo.

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    1. No te preocupes. Hz fue un club de la opus donde estuve muchos años. Un de los sitios donde lo pasé muyyyyy bien.

      La inquina no sé exactamente quienes la originan. Pero los tengo muy en cuenta. No se te sube la vanidad a la cabeza cuando alguien te llama "hijo de puta" y cosas así. Porque siempre pjenso que algo de eso habrá cuando tanto me lo dicen.

      Y eso ayuda. No hay que despreciar al que le pareces mala persona, o algo peor. No me gusta ser ejemplo de nada.

      Lo de si Dios existe o no, tiene razón, no vas a convencer a nadie co n argumentos a favor o en contra.

      Lo que tenga que ser, será.

      Oiga, ¡me encanta tenerle en el Barullo!

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  13. Por favor, de tú, que yo no puedo tratar de usted a alguien con quien me he echado tantas risas, muchas de caerme de la silla. Abrazo y gracias por la acogida.

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