He acompañado a muchos enfermos. Recuerdo con frecuencia a Jaume. Acompañar esa enfermedad supuso , al menos para mi, un cambio radical de hábitos y costumbres.
Jaume era oceanógrafo de profesión. Y le gustaba mucho estar en silencio. De vez en cuando, me pedía que le leyera el Vía Crucis de san Josemaría. ¡¡¡Cuántas veces me hizo repetir ese punto de la estación del Vía Crucis que dice que cuando veas un crucifijo, si te saltan las lágrimas, no las reprimas...!!!”, y me hacía una señal con el dedo como pidiendo que lo volviera a leer otra vez, y otra, y otra, y otra... ¡Qué pena nos dábamos los dos, tan solos!
De repente, todo se sosiega. El tiempo pasa más lento acompañando un enfermo. Descubres que vivías una vida aturdida, repleta de ires y venires y sin sentido: currar, viajar, hablar, escuchar música, la radio, la vanidad...
Descubres que la cantidad de experiencias y su intensidad solo sirven para atontarnos.
Vivir demasiadas experiencias no dice nada de nuestra cultura. Estos días anuncia el Corte Inglés viajes para " mayores de 50" a destinos alucinantes a precios de risa, y pague cuando quiera.
Aquí hasta el más tonto ha ido a Bali y se impregna de ese viaje lo mismo que una cuchara del sabor de una sopa.
Pero el verdadero viaje es ahora.
Ahora hay un clima de silencio en casa. Y descubres que estás hecho para la calidad , no para la cantidad.
La vida nos ha zarandeado, nos ofrecía horizontes utópicos, nos emborrachaba, y confundía...
Incluso cualquier experiencia, aun la de apariencia más inocente, suele ser demasiado vertiginosa para el alma.
Necesito ese silencio. La conciencia es como un océano donde sólo puedes distinguir su flora y su fauna cuando el mar está en calma.
¿Rezo cuando estoy envuelto en ese silencio?: no. Hace años que supe que no sabía rezar. Y sigo sin saber. Yo creo que son poquísimas las personas que rezan de verdad. Él lo dijo mejor: " vete a los escondido, y tu Padre que está en lo escondido ya sab lo que necesitas.
Él ya sabe.
No me creo las oraciones de banqueros, empresarios, ejecutivos, fanáticos de un deporte, o televidentes de ciertos programas. Y no me lo creo porque en su mar hay mucho ruido: ruido de cuentas de resultados, de hipotecas, de clasificaciones, de discusiones en un plató de...¡ruido!
Pero sé que de ese silencio, que lo busco incansable, vendrá la oración.
Yo también tengo dudas de si sé rezar.
ResponderEliminarA veces, cuando no sé cómo, me siento en un lugar bonito y Le escribo una carta.
McC
Hermosa forma de rezar
EliminarEl documental El Gran Silencio, de los cartujos de la Grand Chartreusse. No hace falta más.
ResponderEliminarhttps://youtu.be/CpEfBd3L3-c?si=u7sPsaHF4b0hE7mT
Es un peliculón
EliminarEl final , con la lamparilla encendida es maravilloso.
Coincidí con Jaume en Bauprés. El atendia a súpernumerarios o agregados (no recuerdo bien) algunas tardes pero ademas siempre tenia una sonrisa para todos y les explicaba cosas del oceano y los mares a los niños del club en su lenguaje para que pudieran entenderlo. Por supuesto era mucho mas interesante escuchar a Jaume que hacer los deberes de turno…
ResponderEliminarRespeto muy gordo para Jaume, un grande entre los grandes con un corazon de oro que seguro que nos sigue cuidando desde el cielo.
Tigre de l’eixample
Jaume era un corazón de lana. Un hombre de una inteligencia superior, una sensibilidad extraordinaria, lo recuerdo a diario.
EliminarLlevo ya bastantes años de sequedad: rezo y no siento nada. Le pido al Señor que me ayude, que tenga misericordia de mí y de aquellos por los que rezo, pero no experimento nada: mi corazón está completamente árido.
ResponderEliminarMuchas veces rezo simplemente porque sé que es lo justo, lo que corresponde, aunque tenga que esforzarme porque no me da la gana, y lo hago a contrapelo.
Esto, en sí, no me preocupa demasiado: en la vida —sea en lo profesional, en lo familiar, o en otros ámbitos— hay muchas cosas que uno hace sin ganas ni consolación, simplemente porque hay que hacerlas.
Pero, como ya escribí en otra ocasión, mi lema es “work hard, play hard”, y por eso me duele no tener ninguna consolación. Sé que Jesús es mi amigo, lo sé con la cabeza, pero no siento nada del cariño y del consuelo que otros dicen experimentar —y que yo mismo también sentí en otras temporadas de mi vida.
Me has recordado a la madre Teresa de Calcuta. La Madre Teresa de Calcuta experimentó una "noche oscura del alma", un período de profunda sequedad espiritual y duda en su fe, que duró casi cincuenta años.
EliminarNo es por comparar, claro .
Leí el libro de las cartas de la santa, que relata sus épocas de sequedad. Ella tenía previsto que las destruyeran, pero alguien pensó que no tenía que ser así, y nos las regaló. A mí me costó esfuerzo leer el libro, me sacó de lo que ahora llaman la zona de confort, yo que vivía tan bien en mi dulce mediocridad. En fin, lo leí, me impactó y cambió mi manera de ver todo esto, aunque no se hagan ilusiones, sigo siendo el mismo personajillo que en vez de rezar da vueltas a sus cosas y recuerda lo mucho que vale, en fin, ains. Silencio, el mejor consejo. Gracias.
EliminarPablo D'ors dice en la biografía del silencio que meditar es el arte de la rendición: el mundo no debe ajustarse a nosotros, sino que nosotros debemos ajustarnos a las posibilidades del mundo.
ResponderEliminarConvertirnos de vagabundo a peregrino.
Coincido con Guiri en el sentido de no sentir nada. ¿Respeto? todo el que haga falta. Por supuesto hacia los que dicen sentir, aunque jamás me han convencido. Al contrario, gente muy muy me han echado incluso más p’atrás. Así lo digo porque precisamente así yo lo siento, valga la redundancia.
ResponderEliminarA mí me parece un error enorme buscar en la Fe un sentimiento.
EliminarEse sentimiento destruye la fe, convirtiéndola en un acto absolutamente subjetivo.
En muchos Medjugorne y en movimientos de todo tipo, la trampa es el " sentir".
Sentimentalismo, que es sentimiento barato. Que destruye la razón y convierte al «católico» en un ser emocional y muy chutado.
O.L. en parte es una reacción a un síndrome de abstinencia de lo que nunca se tuvo.
Yo me uno a los que no sienten nada.
ResponderEliminarNo creo que sea una noche oscura, más bien el estado natural. Si sintiésemos algo todos rezarían por el premio, como todos hacen sexo porque sienten un orgasmo y eso es el premio.
Yo más bien me conmuevo con cosas que veo en la realidad (un bebé, un pobre, unos deportados sin techo, una familia que intenta salir adelante, un niño vagabundo...) y también con los libros y las películas, que no son realidad, como el cuento de Flaubert.
Para mí eso es suficiente.
El Dios molón es muyyyy peligroso.
EliminarLa “fe” a secas es algo muy pobre. Y la fe sin obras es solo palabreria.
ResponderEliminarMi experiencia es que incluso dentro de la sequedad, El siempre busca un modo de hacerse “ver”. No se si es siempre emocional (que no sentimental). A mi me habla mucho con la música. Durante un tiempo de aridez y tristeza, un tiempo duro en el que incluso llegué a dudar de que valiera la pena seguir, escuché en la radio la canción “I’ll have to say I Love you in a song” de Jim Croce. Lo entendí como una manera de hacerme ver que Jesús, el Padre, el Espíritu Santo, nunca deja de amarme. Y seguí en la aridez pero con esperanza.
ResponderEliminarJim Croce es fantástico.
EliminarLa ausencia de sensación en la oración ocurre cuando sales de los mundos cerrados, estancos de autosugestion comunitaria (si es q eso existe). Viene entonces el celo de la razón y muchas avemaría.
ResponderEliminarNo conozco la autosugestión comunitaria ni el celo de la razón.
EliminarDespués de escribir que me conmueven los bebés he mandado a tomar por culo a mis dos hermanas minusválidas y a mi madre. Me he peleado con mi mujer y he roto una lámpara de casa.
Mañana tendré que pedir perdón y penitencia.
¿No es esto la vida? ¿No es esto la oración?
Estar con un enfermo, pasar días con él, es ganar el tiempo; ganar el tiempo es lo contrario de perderlo. Hace pocos días ganaba el tiempo con mi hermano en el hospital; los primeros días todo se teñía de final; los siguientes, todo dio un vuelco y ganó la vida. Con mi hermana, nos repartíamos el esfuerzo (o el privilegio) y los días que estaba ella, yo conducía hasta el remanso de paz al lado del mar, donde estaba mi familia; y me parecía como la continuación de “ganar el tiempo”, como una oración continua hecha no de palabras sinó de sonidos, imágenes y recuerdos; a veces, la oración es la misma vida que te lleva, y todo de lo que está hecha; acabas amando cada ser que te encuentras aunque no se lo digas.
ResponderEliminarDos días entre los árboles, y conducía después de nuevo hasta el hospital, tan lleno de presencias. Desde la ventana de la habitación del hospital, hervía la calidez del mundo del exterior, sin ser consciente el mundo del exterior de tal calidez. La cercanía del dolor y la muerte te hacen consciente del lujo que representa la vida cotidiana con sus colores habituales invisibles a quien se acostumbra a ellos. Los enfermos nos devuelven la visión objetiva de la grandeza de las cosas pequeñas. Las cosas más importantes de la vida no son cosas.
Sentir, no sentir… Desde que decidí que mi oración no fueran solo palabras, sino imágenes, sonidos, personas… Me resulta imposible que transcurra un solo instante sin sentir; no puedo no sentir.
PRISCILIANO
A veces, con los hijos, lo importante no es hablar, decir algo que te parezca importante, o que les pueda ayudar.
ResponderEliminarLa mayor parte de las veces, lo más importante es estar con ellos. Sólo estar.
Quizás también sea lo importante estar con Dios.
McC
Mucha sabiduría en este comentario
EliminarYo tampoco sé rezar pero me está ayudando muchísimo la lectura del Diario de Santa María Faustina Kowalski. Me dio mucha pereza empezar a leerlo al ver la “envergadura” del libro pero ahora me parece una delicia y deseo que no acabe nunca su lectura.. Me ayuda a rezar, a mejorar en mi vida interior, a valorar la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, el inmenso don del Amor De Dios…Lo recomiendo vivamente.
ResponderEliminarTomo nota. Gracias
EliminarEl diario de Santa Faustina es una tabla de salvación. Cambia todo. Lo recomiendo mucho
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