Dios reparte sus dones como le place,
de un modo absurdo muchas veces.
Él lo explica bien con la parábola
del sembrador...parte cayó en...parte cayó en...y parte cayó en...
Luego, cada semilla fructifica, o no:
depende de tantas cosas.
Y ves gente con cabezas privilegiadas,
pero caracteres enfermizos, o personas con una gracia especial, pero
desordenadas hasta el caos, seres humanos de una belleza al dente,
pero más tontas que mear en un porrón...
A mi Dios me dio un don que, ¡hoy lo
veo!, me ha salvado de lo peor de mi mismo.
Me la refanflinfla todo.
Es algo de cuna. No tiene mérito: es
un don.
Tú, amiga, o amigo lectora, o lector
(¡vascas, vascos!) tienes los tuyos.
De bien pequeño traía unas
calificaciones espantosas a casa. En ellas, los padres jesuítas,
ponían sellos de Eminencia, de Mérito o de Distinción,
según fuesen tus notas.
Si la cosa iba mal, te cascaban una
Raya Roja (así se llamaban).
Pues en mis calificaciones, en todas, y
desde bien pequeño, el número de Rayas Rojas era algo de tal
intensidad y abundancia, que no se leían las notas de cada asignatura.
Las “Rayas Rojas” estaban hechas a mala leche, que se viera bien
que el niño es gilipollas: cruzaban en diagonal toda la página.
A veces parecía el escudo de Falange y
de las John's, y de la Tradición Carlista.
Mis padres ya ni me las pedían. Es lo
bueno de acostumbrarte a todo. Mi hijo es idiota, y punto.
Y a mi, la verdad, me daba igual.
Pero era un optimista nato.
Mi padre me preguntaba:
- ¿Qué tal el examen?.
- ¡OK!, ¡chupao!
- ¡¡¡SIEMPRE DICES OK, CHUPAO,
COÑO!!!
- De verdad, papá, era superfácil, no problemo.
Y lo decía totalmente convencido.
Luego llegaba la cartilla tomatina...
Luego llegaba la cartilla tomatina...
Mi vida se resume en una siembra fecunda de okeys,
chupao, en terrenos yermos.
Un día, don Emiliano, un profe de Jesuítas, , le
dijo a mi padre que yo era inteligente, pero muy vago.
Mi padre, me dijo: ¡venga , Suso, si es que si te pones...
Y yo pensaba : ¡¡¡¡SOY INTELIGENTE, LO
QUE PASA ES QUE SOY VAGO!!!
Pasó el tiempo y me hice profesor. Y
descubrí una amarga verdad: que cuando un chaval era tonto, pero
tonto, tonto, tonto, en las tutorías, les decía a los padres:
- No, si el en Jordi es listo, es
más, probablemente tenga la mejor cabeza de la clase, pero es que
no se esfuerza, es vaguete.
¡Y los padres se iban más
contentoooooossss!
Es fundamental aprender a vivir sin que te importe lo que piensen los demás (no hace falta llegar al nivel de los políticos: hombre, un mínimo). A mí me costó aprenderlo y ahora me lo paso bomba. Veo mucha gente con la vida bloqueada por este motivo, o esforzándose por cosas que no tienen más importancia que la de quedar bien.
ResponderEliminarNo he podido resolver este problema y parece que es para niños de 6 años:
http://www.lavanguardia.com/vida/20140610/54408867917/problema-logica-infantil-fenomeno-red-china.html
87!!!...
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