viernes, 13 de junio de 2014

HIPERCROMÁTICO.


Soy hipercromático. Es una tara de cuna (no es la única, pero por hoy sólo desvelaré ésta).

Eso significa que no distingo gamas de colores verdes, marrones, naranjas, y rojos. Así, por ejemplo, para mi verdes y marrones son lo mismo. Lo descubrí a los dieciséis años, en una de esas pruebas que hacían en el colegio donde te mostraban unas cartulinas con diagramas de diferentes colores, y una gama formaba un número.

Yo no veía ningún número

- ¡Mendive, coño !- decía el profe- ¡tómese en serio el test!

- ¡Que no veo nada!

- ¿Pero no ve un 6 más grande que esta mesa?

¿Cómo sobreviví en la ignorancia de semejante tara?: pues porque en mis años mozos vestía a diario lo que caía. No eran tiempos de marcas: pantalones de tela de baratillo, camisas urcas, jerseys hechos por tu abuela...y los domingos , al menos en la niñez, era mi madre la que elegía lo que había que ponerme . Yo me limitaba a escribir un cartel y colgármelo del cuello: POR FAVOR, NO SE RÍAN DE MI.: ME HA VESTIDO MI MAMÁ.

Esto del cartel lo deberían de llevar hoy más de uno que yo me sé, que visten , de arriba abajo, con los gustos de su mujer. Por ejemplo, X, que aparece con sesenta años por la oficina como un maniquí de Fórmul@ Jóven del Corte Inglés.

Después comencé a trabajar en Viaró. Algo debí sospechar cuando supe que me llamaban “el hombre de verde”. Pero pensaba “soy un petronio, los tengo alucinados”.

Un día, un tal Muliterno (¡gloria eterna a ese hombre!), me cogió por banda y me aconsejó: deberías dejarte aconsejar a la hora de vestir, lo que llevas ahora es un dislate.

Me observé.

¿Un dislate?. Pues bien chulo que voy: zapatos marrones, pantalón marrón, camisa beig, corbata parda....

- No pega el verde, con el marrón, con el naranja pálido.

- Pero si voy de juego de marrones y...

- Los calcetines son verde malaquita, los zapatos marrones, el cinturón naranja , los pantalones verde menta, la camisa marrón chocolate, la corbata de pelo de camello...no sé, tú mismo.

Y recordé la tara que me diagnosticaron hacía años.

Ahora voy a sota, caballo, y rey. Arriesgo poco: azules, grises.

Pero todavía hay días, y no uno, ni dos...¡muchos!, que Manu me dice:

- ¿A dónde vas así?

- ¿Así, cómo?

- ¿Vas de camuflaje?

- No pillo.

- ¡Por Dios, esa corbata está hecha con el forro del pantalón de un COE de maniobras en Vietnam!. ¡Sólo te falta gritar “cuerpo a tierra!”.

- ¿Qué cojones le pasa a esta corbata?.

- Que es color barro, sólo barro, que no pega con una camisa color bronce Ferrero Rocher...¡¡¡por Dios, quítate eso ahora mismo!!!

Y voy yo, y me lo quito, claro.

3 comentarios:

  1. Hoy la gente ya no se viste bien: con lo barato que es; es que no saben. Solo hay que ver a los diputados del congreso o a otros representantes públicos, o a las celebrities con sus carísimas camisetas. Yo me quedo con un traje gris y camisa blanca o azul para el trabajo. El fin de semana voy en pelotas por casa: no corro ningún riesgo.

    ResponderEliminar
  2. Pues a mi me pasa que sospecho de los presumidos. Si, de esos que van estupendos, con un atuendo para cada ocasión. Y ya no digamos de los que se operan o depilan...
    Me gustan sobrios, sin aderezos. Debe ser que es lo que he visto en mi padre.

    ResponderEliminar
  3. Que tal vestía Luis Boza? Dicen que siempre fue superado por Ignacio Villa...

    ResponderEliminar