martes, 21 de junio de 2016

SANTOS

En una tertulia   escuché  la sentencia de un hombre  que acompañó  durante años a un santo que hoy se venera en los altares:

- Para  aguantar  a un santo se necesitan dos  santos.

Es  verdad. 

Los santos y héroes antiguos, además de realizar grandes sacrificios, tuvieron que soportar la incomprensión, el desprecio o la burla de sus contemporáneos. ...¿santos  normales?: se  cuentan con los dedos de  la oreja.

Hoy los vemos  sobre  peanas esculpidos en bronce, escayola , en pedestales  en plazas,iglesias, avenidas. 

Hace  unos días me habló  un  buen amigo , entre lágrimas,  de la  impresión que  le dio  ver  a un viejo  conocido  frente  a  una estatua de Gaudí en la calle Manel   Girona . Estaba  rezándole , hablando en voz alta, sin  importarle  nada ni  nadie   los  que por  allí pasaban,que  son multitud.

Lloraba  de pena, porque  le  quería bien  y sufría  que  le  tomasen  por loco.

Pero  así  fueron considerados  los santos como  Gaudí:   locos, ingenuos o estúpidos. Un héroe  o un santo es alguien  que  lleva  la contraria. En medio de un ambiente  de la  burguesa   holgazanería  chascaban  el látigo del rigor  y  la  disciplina. Apocalípticos , anatemizaban  el  placer de la carne y profetizaban  un futuro  terrible.

Todos  , más  o  menos, hacían  lo mismo:  cuando todo el mundo vivía del lujo y el exceso , se iban al desierto y ayunaban. Alguno , como Francisco, se presenta  desnudo ante el  poder:¡desnudo!, si eso  no  estar  como  una  puta cabra...

Otras, que  se sabían hermosas, se  cortaban  el  pelo  al   cero.

No descubrieron  tierras   ignotas  pero, en plena decadencia, navegaban mares desconocidos, descubrían tierras y realizaban hazañas imposibles.

Cuando  alguien  desprecia  el poder  y  las vanidades  del  mundo se  viste  de esparto, y puede  con  todo. 

En cambio hoy ser un héroe o santo consiste en todo lo contrario, en predicar  el  optimismo y la alegría de vivir como la única salvación personal. Ese es el gran cambio  que ha  traído  el Papa Francisco. Eso  es el  Año  de  la  Misericordia.

Esta solución también  nos  obliga  a  ira pie  cambiado. En medio de la depresión de  esta  crisis, del  miedo  a  perder  las  pensiones y esa  calidad de vida  de  chichinabo , cuando todo parece venirse abajo, un santo, un  líder  de verdad, o un héroe,   debería levantarse cada mañana y anunciar por radio, prensa y televisión la suerte inmensa que tenemos de estar vivos. 

Lejos de flagelarse en público , el  nuevo heroísmo consiste  en repetir una y otra vez la consigna de que mañana saldrá el sol y que  saldremos  adelante, remontará la economía, y  que  el  cambio  comienza por  ti.

 El optimismo es hoy  el  distintivo de  la  santidad. Y  cuanto  más  optimista  nos parece, más  gilipiollas. Cuanto más  gilipollas, más santo.

Como es lógico, quien propugne este ingenuo entusiasmo será tomado por idiota. No importa. Pasarán  estos  tiempos  y  vendrán  otros . El optimista de hoy, sin duda, habrá sido escarnecido, ultrajado  y  sacrificado.

 Le levantarán un pedestal, o  no.  pero  pasará a los libros de la  historia de muchas  biografías como aquel  que   estaba en el secreto de las pasiones humanas.


1 comentario:

  1. En un mundo con exceso de información una simple palabra, o una frase bien construída te puede salvar el trasero.
    Haz la prueba, merece la pierna.
    ...

    ResponderEliminar