Hay lugares en el mundo donde se concentra mucha energía condensada. Hay ritos, acontecimientos, que hunden sus raíces en el barro primordial. Y eso tanto para el bien como para el mal.
Hay objetos y utensilios cargados de una intensidad a veces sagrada, otras temible.
La he sentido con personas que emanan una gracia cautivadora transmitiendo mucha paz. Y un amor del que te sientes envuelto de un modo misterioso. Me ha sucedido viendo un confesionario. Un lugar donde el mal , sea el que sea, se redime. Allí dentro miles y miles de personas han desembuchado lo peor de sí mismas. No hablo de tonterías. El mal , con toda su fuerza aterradora de egoísmo, de odio, de frío.
Y la he sentido , con un vértigo que no pude controlar, contemplando al diablo poseyendo al codicioso, al soberbio, al lujurioso. Ese vértigo que me mareó en el despacho de aquel hombre del que intuía su enorme vacío.
Sí, a través de ciertos objetos se puede escribir la historia del bien y del mal. En ellos se posan todas las energías de las grandes pasiones, en las teclas de un órgano, en el sillón del banquero, en el reclinatorio del confesonario, en el móvil del psiquiatra, en la caja fuerte del empresario...el anillo que guardo tiene la huella vacía de un dedo que prometió la vida hasta el final.
No sé si se me entiende: hay utensilios cargados de un misterioso poder que los hace sagrados. Cualquiera de estas cosas , personas, lugares, libera un aura. Es cuestión de revelarlos.
De mi abuelo Emilio recibí un fortunón de herencia.
ResponderEliminarSí, soy rico y trabajo, doy clases y conduzco por simple placer.
No lo suelo contar ya que provoco grandes envidias, y este hecho limita mis relaciones personales.
Mi herencia es un libro que se titula "camino al cielo", fue propiedad de mi abuelo y descansa en mi mesilla.
En él me refugio cada vez que me pierdo, y tras una decena de hojas, me redimo.
El caso es que no lo leo. Simplemente paso las páginas y me recreo en su tacto y en su olor. Entonces se me aparece su imagen en mi lóbulo derecho y me da la charle ta.
Chaval, no tienes ni zorra idea. A ver si paras de hacer el canelón.
Mira que te lo dije, o das sin esperar nada a cambio o eres un mindungui esférico.
Qué cojones has hecho este mes por los demás. Nada ? Entonces eres eso, nada.
...
Soy rico. Mis primos me han ofrecido fuertes sumas por ese libro.
Algunos me han implorado para que se lo preste un tiempo.
...
Pero si me acuesto y no veo el libro sobre mi mesilla, me dan ganas de mandarlo todo al carajo.
Dependo totalmente de ese libro.
Incluso estoy dispuesto a leerlo entero un día de estos.
De momento me conformo con acariciar sus hojas y escuchar las broncas que me echan.
A veces, ser abroncado se convierte en un placer muy intenso.
Te despierta del letargo invernal y frío.