Tremenda la historia de Orfeo y Eurídice!. Una serpiente acaba con la vida de Eurídice el día de su boda y Orfeo , desesperado, pierde el deseo de vivir. Su canto se vuelve entonces tan triste que los dioses se apiadan de él y le permiten descender al reino de los muertos en busca de su esposa con la condición de que no se detenga a mirarla hasta que no haya alcanzado con ella el mundo exterior y los rayos del sol bañen su cuerpo.
Pero Orfeo vuelve la cabeza antes de tiempo y la pierde para siempre.
Hay amores que juegan a esconderse, a que no se sepa quiénes son, con quién anduvieron antes de conocerse.No me puedes preguntar quién soy, se dicen el uno al otro.
A la asociación de disminuidos que voy de voluntario ayuda una pareja . Él lleva dos años colaborando. Ella apenas tres meses. Ella es travesti. Se intuye una vida muy dura. Un día le pregunté por su condición: “No debes saber que estoy muerta”, me contestó.
Enigmática. Viendo mi cara de sorpresa ante semejante declaración , añadió: "open your mind".
La muerte sigue nuestros pasos, nos aguarda en las esquinas, llama a nuestra puerta cuando menos lo esperamos, tiene nuestro rostro al mirarnos al espejo. Se lleva a nuestros padres, a nuestros amigos, a la mujer que amas , a tu hija , husmea en nuestros armarios, enmudece la vida que amamos.
Los muertos están en nuestras palabras, en nuestros recuerdos, cuando entramos en un cuarto, cuando recorremos una calle o visitamos un jardín, cuando leemos un libro. Nos siguen a todos los sitios, velan nuestros sueños, se sientan en la mesa con nosotros. Los muertos no saben nada, se lee en el Eclesiastés. ¿Es verdad esto o acaso nos dicen cosas que no queremos oír?. Jesús responde a los saduceos que en el cielo no se casan. No hay mujeres. Probablemente a eso se refiere el Eclesiastés cuando dice "no saben nada".
No saben nada de todo lo que aquí abajo entendemos por saber. Los muertos aman y perdonan. Se ríen de nosotros.
El mundo que vivimos está poblado de personajes que nunca regresan. Fernanda , la travestí, tampoco quiere volver, me temo, de esa vida que hiede.
Están ahí, pero no debemos volver la cabeza para mirarlos. Con frecuencia siento que me siguen en lalejanía Manuela, o mi padre, o Andreu, o Jaume. Pero no los veo.
En el libro "la muerte , un amanecer", de Hubber- Ross se dice que muchos antes de morir sienten la cercanía de sus muertos familiares que les dan ánimos y una paz muy especial que les anima a traspasar el umbral.
La verdad es una araña tejedora, en el centro de sus telas siempre espera la muerte.
“Cuesta entender la vida, no la muerte. La muerte nunca encierra enigma alguno”, escribe Joan Margarit.
Feliz Navidad, Suso.
ResponderEliminarFeliz Navidad, Lua, y hasta promto!
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