viernes, 9 de diciembre de 2016

UNOS DÍAS EN LAVALEN: OLSEN Y AGNETHE

Hemos  ido a comer  a Casa  Arroyo . Es un restaurante que está en la plaza de  Lavalen. Lo regenta Arroyito , un cocinero  que vino a retirarse aquí con su mujer. El diminutivo le va  que ni pintado. No es enano  por algún centímetro. . Creo que ahora  les llaman gente de crecimiento resringido. Aunque, bueno, si hay que decirlo todo, el  comedor está  adornado con  carteles taurinos del Bombero Torero. Creo que "Arroyito"    anduvo de joven con la troupe. 

Alberto ha invitado a  dos matrimonios. Uno de ellos  nos dijo  que el café fuese en su casa, muy cerca de allí. Es de esas  personas  que provoca el tema de la conversación  llevando  el ascua   de  la misma  a su sardina. Pasé mala noche   soñando  la pesadilla del ahorcado.     

El hombre es  noruego. Una madurez  , como la de su mujer, tostada e insultantemente  saludable. Tiene  una colección de muñecas rusas, que nos mostró  satisfecho. Son centenares de  juegos de todo tipo de  manufacturas.

-  La complejidad de las cosas, las cosas dentro de las cosas, es sencillamente fascinante.

Quizás él sea así. Encima se llama Olsen, que me parece  de lo más típico. Ella, mirada vampiresa de colmillo  salivar, responde  por Agnetha  .  Cuanto más avanzaba  la tertulia  más me  desconcierta la pasión de Olsen por sus muñecas rusas. Esthombre   tiene una biografía  difícil , está hecha de fragmentos, de historias que nunca se explican del todo. No hay forma de conocerle , de explicar  su  conducta, de tratar de conocerle , ni siquiera la de los seres más cercanos. 

Poco a  poco sabemos que  Olsen ha estado  aquí y allá. Se ha casado tres veces. Agnetha escucha en silencio. Los ojos son de un azul turquesa  vivísimos.   Intuyo que es  tan bella como llena de dolor.

Tal vez  toda  la biografía de este  hombre es una inmensa  colección de muñecas rusas en su interior. Le hablo del fallecimiento de Manuela. También a él se le murió una hija. Este acontecimiento desgraciado marcará fatalmente a  Olsen  cuya vida se irá convirtiendo con el paso del tiempo en una sucesión de dolorosas pérdidas: la de la hija  que ama, la de su madre, la de su hermano , que se apartará de su lado al crecer sin darle explicación alguna.

Todos  tenemos  historias parecidas  en nuestras biografías. Olsen  no cree en nada ( casi  escribo "en nadie").  El dolor se extiende  en silencio  por su  biografía  como un virus que todo lo contamina. Olsen, y Agnetha no son  culpables de nada. 

Yo sí. A veces  pienso "podía haber hecho esto así, o  haber evitado aquello...".

Ollsen guarda  sus horas en el interior de una muñeca, y busca otra. La vida de la mayoría de nosotros  es un  fracaso y no hemos  hecho nada para merecerlo.

Lavalen es una comarca  de Olsens y  Agnetha. Gente que no quiere saber nada de su pasado,   oscuro  y luminoso a la vez. Como el tuyo y el mío. Buscan la luz y el clima de  estas tierras. Y andan en silencio  por la playa de diciembre. De ahí su aparente frialdad, su misteriosa belleza, ya que el silencio es el alma de lo bello. "Una fruta que se mira sin extender la mano, una desgracia que se acepta sin retroceder", así definió Simone Weil la belleza. 

Aquí se viene a morir. Ya no quedan lágrimas, de todo lo que perdemos al vivir. Ese silencio  doloroso que es ver cómo se separan los seres que se aman, incluso los que han vivido más cerca, los que han tenido unos vínculos más hondos.

Muchas veces me  pregunto  por qué las personas que se quieren se abandonan unas a otras y aquellos que todo lo hacían juntos se transforman de pronto en dos completos extraños y dejan de necesitarse. Y por qué hasta la memoria de la culpa puede morir. Ya que la culpa, con su toxicidad, implica al menos que queda algo, un camino de vuelta  y nos mantiene unidos a los demás. Pero ¿qué pasa cuando hasta la culpa desaparece y no queda nada?

La culpa es el último asidero del amor, ya que puede transformarse en deuda y las deudas se pueden y deben pagar.


Ya veis: la entrada  fue sobre el  desamor. 

Regresamos  a casa  y hablamos  de esta  extraña unión entre Olsen y Agnetha.  . El amor nos engaña. El amor siempre anda prometiendo lo que no puede cumplir. Porque el amor nos hace creer que todo está unido, vivos y muertos, niños y adultos, animales y seres humanos, hombres y mujeres, sueño y realidad, pero eso no es cierto: el mundo solo es una colección de fragmentos imposibles de conciliar entre sí, partes sin un todo. 

Las muñecas rusas de Olsen. 

Resultat d'imatges de muñecas rusas
-------------------------------
ESPACIO RADICAL LIBRE: LOS OSCUROS.

1 comentario:

  1. Yo pienso que en la vida todo consiste en relaciones. Los fragmentos existen como parte de una relación. Por eso nuestro amigo común se fue del Betis: no tenía ningún encargo, ningún vínculo ni relación. No existía para el Betis.

    ResponderEliminar