Hay una palabra que hay que repetir hasta las agujetas: ¡gracias!.
Yo he sido feliz todos los días de mi vida, al menos durante un ratico, incluso en las circunstancias más adversas. Y en mis noche oscuras, que las he tenido, no faltó el recuerdo de amores donde daba saltos de alegría, o esa canción que me acompaña siempre, o la imaginación , el verme desde lejos de mi mismo, como una película, y sentir una inmensa ternura por ese desastre de hombre que he sido a veces.
Otras veces es sentarte en una terraza al sol , y desayunarte ese alimento tan primitivo y terrestre como es una rebanada de pan con aceite. Y pides una tostada , algo tan sencillo como harina de trigo amasada con aceite de oliva y sal, con una loncha de jamón encima , un café recién hecho, una naranjada. Y lees el periódico con calma, sin prisas.
Y a lo mejor ese día te bebes la lágrimas , y la soledad del comercial pesa porque no te jalas un rosco. A lo mejor sientes el aguijón del escorpión que se invitó a cruzar el río - ¿cómo voy a hacerte nada , si me ahogaría yo también?.
Y el muy te pinza en la cabeza, y encima se salva.
Como a vosotros me han sucedido muchas cosas , buenas y malas: pero he sido feliz todos los días de mi vida , al menos durante un ratico, incluso en las circunstancias más adversas.
¡Gracias!
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