domingo, 17 de noviembre de 2019

O ENTRAMOS TODOS...

Me acuerdo de él. 

Lo encontraron ahorcado en la entrada de la residencia donde vivía. Buscó una  cuerda cualquiera. Hizo un nudo burdo, precipitado e infantil. Imagino las horas de lágrimas fracasadas, su desesperación, las horas antes de aquella terrible decisión. Y sus oraciones.

Había suspendido la última convocatoria en la asignatura que le impedía poder terminar sus estudios universitarios. Esa tontería le cegó. 

Era un viernes cualquiera , a la hora del desayuno,  mientras unos niños  azules tomaban Colacao  y   alguien dirigía sus pasos a esa residencia para asistir a misa de 8.00. Era la hora que otro alguien, que desde entonces ya no volvió a ser el mismo, bajó a abrir la puerta. al escuchar el timbre de la entrada.

Como un fruto muy sazonado, allí apareció de pronto el suicida, colgado en medio del hueco de  la escalera, balanceándose ligeramente . Tenía una alfombra bajo los pies, estaba adornado por un tapiz con  una leyenda en latín  y con los ojos ardientes  miraba al cielo, como una última aspiración. Así había quedado. 

No pude dormir durante mucho tiempo.

Me  educaron en la creencia de que los suicidas no tiene lugar en el cielo. Además, no podía entender que alguien como él, tan bueno, pudiera fallecer así.

Después. años después, he conocido otro Dios. Y ese no condena a los suicidas.

Alguien me contó una vez que conoció a una chica discapacitada por un accidente. Iba en silla de ruedas. Se enamoraron, y se casaron. Y este hombre cuando iba a un restaurante, a un local, si no disponía de entrada para discapacitados, preguntaba "¿ no tienen entrada para paralíticos y discapacitados?". Si contestaba con una negativa  , decía " pues , o entramos todos, o no entra ninguno". Y se iba con viento fresco.

Se me quedó la anécdota de este amigo. "O entramos todos , o no entramos ninguno".

Yo creo que al morir, si  hay Dios, y ese Dios me permite entrar en su Gloria, le preguntaré " ¿ está aquí Rafa Tal y Cuál?"...o "¿ está aquí Manuela?"...o " ¿está aquí Fulano?".

Y sí me dice que no, entonces,  contestaré " lo siento mucho, pero o entramos todos o no entro yo".




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