Me preguntan que cómo pude ser así. Cómo pude hacer lo que hice.
Y la verdad que no lo sé. Son cosas que pasan. O al menos cosas que a uno le han pasado.
Me movía entre mujeres educadas , que conocían chicos fantásticos, buenos chicos…chicos que las adoran, que estaban pendientes de ellas , de sus gustos y deseos, que les abrían la puerta del coche antes de entrar ellos al recogerles en casa… Chicos que, incluso, conocían a los padres de ella y que eran más o menos aceptados en casa. Chicos que han ido a cenar en Navidad o a algún cumpleaños… Chicos que hablan con el padre de la chica, hacían sonreír a su madre y se llevaban bien con sus hermanos.
Chicos con los que habían ido a alguna boda, tan guapos y arreglados, esos que la gente decía que hacían una bonita pareja.
Me movía entre esas mujeres que sonreían cuando les dicen “¿Y vosotros para cuando?”, mientras ellas sonríen imaginándose vestida de novia con él al lado.
Y así sucedió.
Y resulta que un día, cualquier día, en cualquier lugar, esa mujer conoce a ese chico que no tiene nada que ver con el que vive con ella. Es un profesocito, becario, que viste con corbata y chaqueta , que se ve que le va grande , ese con pinta de golfo, que aún tiene granos en la cara, que la mira desconcertado y pasmado, que invade su espacio físico y psicológico en una estación de metro donde ella ha ido a llevar a su hijito.
Y otro día, y otro, y otro... y ella se deja hacer, encantada. Se deja qué...mirar y ser mirada.
Y esa mujer , y él , descubren que tienen una imaginación poderosísima siempre que sus pensamientos les incluya.
En fin, que se lía la cosa hasta el punto que ese ser fascinante que dice que la va a llamar , no llama, porque está hecho un lío, porque sabe que eso está mal, porque no se aclara. Y a ella le da igual. Todo lo perdona....y mil veces que le fallaras. Yo era el macarra que pasaba por allí, el chico de pueblo , ese ser que despertaba en ella tantos instintos que ni conocía… Ese que le daba lo mínimo y parecía un mundo. Ese que vive como quiere y te quiere en su vida…o no. Sobre todo no.
Ese maravilloso ser que viste mal, no tiene buen gusto, pero es tan divertido. Sabe estar como y con quien quiere. Yo era un adorable canalla.. Yo era ese que siempre enamora por mucho bueno que ella tenga alrededor.
Lo peor llega , ¿ o fue lo mejor,? cuando ella aprende a conocer a ese macarrilla de Zaragoza , cuando sabe torearte, olé, olé, muletazo y banderilla, estar a tu altura y terminar con una verónica mirando al tendido. Cuando sabe disfrutarte , comprenderte y dejar que la quieras…porque la quieres. A su modo, eso sí.
Y, una vez que le conoces y le tratas, y te quiere, ves que una tarde te cita, te cuadra, y se va a por el estoque, y hace una suerte al volapié, que es cuando toro y torero van uno hacia el otro al envite final, y te clava el estoque en la cruz, enterito.
Y te dices " esto no me vuelve a pasar en la vida...pero sí, vuelve a pasar.
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