sábado, 1 de febrero de 2020

NO PUEDE ACABARSE TODO.

Para mi la muerte, y para muchísima gente que me rodea, y sobre todo si es de alguien cercano, activa un resorte, casi instintivo,que se resume en que " no puede acabarse todo", que las cosas buenas dadas y recibidas no pueden quedar en nada.

Nuestra vida pide otra y no puede terminar del modo que lo hace, a veces tan estúpidamente.

Mi padre antes de morir nos dijo "no vayáis a visitarme al cementerio, allí no hay nada, sólo despojos". Y tiene razón. No he vuelto a visitar la tumba de mi padre.

Sin embargo, no hay día que no hable con él.

Lo  mismo  me  sucede  con Manuela.

Por  la noche , al acostarme, lo último que hago antes de quedarme frito es susurrar buenas noches a los dos y  les pido que arreglen mi corazón , algo estropeado  y desnortado . Y el de algunas personitas  que conocen ellos también, y  que  están  como yo, algo solas, con  sus  miedos  arrastras. 

Cuando estoy así , con los ojos cerrados, arrebujado en las sábanas, imagino  que una enorme grúa se eleva desde  mi habitación, sale por   la  ventana, y asciende y asciende , traspasa  la atmósfera, surca el espacio...y  me veo allá  abajo, ¡tan solo!. Y ellos  me ven desde allá arriba, y escuchan  divertidos mi plegaria.


Eso es  la loca imaginación que  ha hecho el cine en mi.


En ocasiones, viéndome  así, tengo ganas  de  llorar. Es  la soledad, o algo parecido,  pero luego me quedo sobado y tan pancho.. 

Otras  noches , antes de ponerme a dormir , les digo que  eche una mano a Oriol y a su gente. Oriol, que fue un amigo , hasta que me di cuenta que yo no lo era para él, que me miente y me debe dinero. Que cuide  de mi madre, que está mayor. Que se vaya sin sufrir. O de Maríajó y sus planes.

Les pido que no se olviden  de hacer que el sol brille mañana, o que llueva, depende, les  digo "buenas noches", y a  dormir . 


Así  procuro  que sean mis días.





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