sábado, 19 de septiembre de 2020

PINOCHO.

Me gustó Pinocho. 

La película respeta línea por línea la novela original "Las aventuras de Pinocchio" (1881). 

No es para niños. Quiero decir que un crío se va aburrir, incluso puede tener pesadillas de ahorcamientos, féretros, y gente resbalándose en babas de caracol hermafrodita.

Tiene muchas lecturas esta película, como contar con pasajes bastante turbios, que se muestran sin mayores reparos, como debe ser. Algunos personajes resultan perturbadores. Particularmente repugnante el cochero pederasta. Otros rascan un poco. Pepito Grillo parece el tío gilipollas de Irene Montero, diciéndole lo que está mal y ese rollo de tío pelmazo que te dan ganas de mandarlo a tomar pol saco. 

Es una historia de un mundo cruel y egoísta que atrapa a alguien inocente y lo envuelve en sus garras, frente a la lucha de algunos nobles por ayudarle, donde al final el protagonista adquiere las mañas suficientes para solventarse en ese mundo. La película tiene una fotografía maravillosa. 

El Susín que llevo dentro ha disfrutado de la película. Le ha gustado que "Pinocchio" salte, se divierta y viva aventuras, mienta, se escape. El Suso abuelete , en fin, le ha parecido un mensaje tostonazo , pero le han gustado puntos donde Pinocchio era un canalla y ha hecho correr a Geppetto, o se ha puesto a jugar con el hada, que está muy buena.

Salí del cine preguntándome dónde estaba el niño que fui, el que se convirtió en burro, el mentirosete, el enamoradizo, el que se la metían doblada.

Aprovechando las prohibiciones del COVID quizás es un buen momento para hacer correr a papá estado detrás de mi.

En definitiva, que sí, que tá buena la peli.








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