Hay un día en la vida que uno se
atreve a preguntar la gran duda que le corroe en su interior desde
que tiene uso de razón , en mi caso fue a los veinte años, más o
menos:
- Mamá, ¿por qué me pusisteis de
nombre Jesús Mauricio?
Sí, amigos, me llamo Jesús Mauricio.
Cuando pasaban lista , o en alguna sala
de espera de la cosa pública, recitaban...”¡Don Jesús Mauricio
Mendive...!...”¡¿Don Jesús Mauricio...?....”¿NO HAY NADIE
AQUÍ QUE SE LLAME JESÚS MAURICIO?!!!
Yo, ni caso. Pensaba, “¿quién
cojones se podrá llamar “Jesús Mauricio”?, ¿ qué cara tendrá
un tío que se llame así?, parece nombre de caballo de carreras...
- Oiga, usted, ¿ cómo se llama?
- ¿Yo?...Susín.
- ¿Susín qué?.
- Susín Mendive.
- ¡Pues usted es Jesús Mauricio!
- ¡Tu puta madre!: yo soy Susín.
Mis padres deseguida se habían dado
cuenta de su error, imperdonapla, y me habían puesto Susín.
Esto del nombre es importante, porque
vas con él toda la vida y te identifica, lo quieras o no. Casi casi,
el nombre te marca el rostro. Lo tengo observado.
Un tío que se llama Paquito tiene cara
de Paquito ( evito dar descripciones, pillines, que ya le habéis
puesto cara vosotros). O Tancredo, o yo qué sé.
Un día, medía uno ochenta y tenía
pelo en los brazos y en las piernas, había repetido 3º de bachiller, le dije a mi
madre:
- Mamá, no quiero que me llaméis
nunca más Susín.
- ¿Por qué, Susín?, ¿no te
gusta?: Susín es bien bonito.
- Mamá, Susín es nombre de
gilipollas.
- Una cosa es la cara que tengas,
Susín, pero Susín es bien bonito.
- Mamá, cuando me llamas para
presentarme a tus amigas, todas miran al suelo pensando que va a
aparecer un enano...¡mírame, mamá!: ¡tengo pelos en los brazos, ¡mira mis piernas!, y
mido uno ochenta, y tengo catorce años!
Y pasé a llamarme Suso.
Esto me ha traído bastantes problemas.
Una vez , nuevo en un colegio de
Lérida, el director me llamó , y hablando hablando, eso que me
quería conocer más fondo y tal, va el tío y me dice:
- Oye, ¿por qué te llamas Suso?
- No sé, me llaman así de siempre.
- Te lo digo porque me parece que te
perjudica ese nombre, es como poco serio...no te ofendas, es como de
payaso.
- Ya, sí: Suso, Panete y Pachín,
¿no?
- ¡Exacte!
Miro al director, se llamaba Miquel, (¡un saludo, Miquel!) , le
adornaban una palas Bugs Bunny bien chulas...
- Oye, pues prefiero tener nombre de
payaso que cara de conejo- le respondí.
Y allí se terminó la conversación:
nos habíamos conocido lo suficiente.
Hoy en mi tarjeta está escrito Suso,
mi correo profesional es Suso...¡soy Suso!.
- ¿De parte de quién le digo?-
pregunta la secretaria del Consejero Delegado del grupo Tal del
Cual.
- De Suso.
- ¿Perdón?
- Suso.
- ….
- ¿Señorita?, ¿sigue usted allí?
- Sí....¿no querrá usted hablar
con su mujer?: están buscando un payaso para el cumpleaños del
hijo y ese tema lo lleva doña Inés.
- Usted diga que llama Suso, por
favor...