A veces me sucede . Momentos en los que siento una niebla de flúor interior que empapa mi sensibilidad y la esponja de una manera que no puedo controlar. Y me dejo llevar.
Amo cada uno de aquellos que forman parte de mi vida, los buenos y los malos, porque todos dejaron un recuerdo en cualquiera de las formas que se graban en el corazón. Y hay días que cogería el teléfono, llamaría a un@s y otr@s, sin excepción, y les diría : "Te lo puedes creer o no, pero te quiero . En lo que te pareces a mi, cuando hemos sintonizado, y en todo lo que en ti no se parece a mi. . Te amo tal como tu vas , con esa manera de ser, de vestir, de reír, de cantar, de avergonzarte de mi, o de presumir".
No lo he hecho todavía. Tal vez un día - ¡ feliz día aquel!-. Y ese momento es muy posible que me encierren en un psiquiátrico totalmente loco , como una puta cabra, y totalmente radiante.
Recuerdo un episodio de una serie de policías en Nueva York.
ResponderEliminarHabía un Teniente más serio que una lechuga que estaba con una abogada más guapa que el sol.
Era Navidad, la pareja va a visitar al padre del Teniente.
Un anciano con una mala leche muy principal, en la última etapa de su vida, con problemas mentales.
El Teniente pasa solo a casa de su padre, y la abogada se queda en el coche esperando.
Nieva en Nueva York.
....
Siguiente escena, el anciano recibe a su hijo y le echa una bronca del carajal. El hijo traga millas. El anciano se crece y le da un repaso al hijo que para qué las prisas.
Al rato sale el hijo de la casa hecho una boñiga.
Se mete en el coche con el cuerpo regüelto y con cara de patata.
La abogada, que le quiere, pilla la situación como sólo las mujeres saben pillarnos.
...
- ¿Qué tal la visita, cariño?
- Hubiera preferido ir al dentista y que me arrancara todas las muelas.
(La abogada le mira, como mira una mujer cuando está dispuesta a arreglarte la vida).
- Teniente, mira lo que te digo. Yo no pude despedirme bien de mi padre, y ahora cada vez que visito su tumba, me siento la peor persona del Mundo.
Te diré lo que vas a hacer.
Vas a sacar tu culo de este coche, vas a llamar a la puerta, le vas a abrazar y le vas a decir despacio, muy despacio, que a pesar de todas vuestras circunstancias, de todo vuestro pasado y de todo vuestro incierto futuro, que le quieres.
Y ahora sal del coche, Teniente.
...
Siguiente escena.
Se ve la mano del Teniente abrir la portezuela.
Luego un plano fijo del coche aparcado frente a la casa del abuelo, y un hombre que sale del coche y vuelve a la casa.
Nieva.
La música se pone intensa.
Al cabo de un rato, sale de nuevo el hombre de casa de su padre.
Unos niños juegan en la acera.
El hombre vuelve al coche.
Se sienta frente al volante.
La abogada le mira fijamente.
"Bien hecho Teniente, bien hecho".
...
La cámara se aleja y se ve salir el coche de una urbanización donde las chimeneas humean.
Plano final.
...
Nunca dejes de decir lo que sientes.
El alma es como los pájaros.
Se encuentra mucho mejor cuando vuela libre.
¡Coño, Suso, has vuelto!
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