Muchos de nuestra generación sobrevivimos de milagro a las usties de padres , profesores y curas . Algunos de mis compañeros, los internos del colegio, nacieron en partos de madres que les pilló el crío trabajando.
Crecimos bajo la amenaza del infierno y con unos miedos que te llevaban a rezar un Señor mío Jesucristo mientras mirabas desnudarse a la vecina del tercero. Nos hablaban de aquel muchacho que murió en pecado mortal porque la noche anterior se había masturbado.Dios no se andaba con chiquitas con gente así. La eternidad la pintaban muyyyyyyy jodida y muyyyyyy larga. Si era el Cielo, pues vale, pero si era el infierno tenías para ti solo un demonio con trinchete dándote vuelta y vuelta y, de vez en cuando, te pinchaba los testículos.
Pero entonces las puertas de las casas, incluso de noche, nunca estaban cerradas con llave. Dormíamos en colchones de lana apelmazada , que vareaba la madre, y sobre ellos soñaba con ser Jerry Lewis, o Louis de Founes. Veraneábamos un mes seguido, bebíamos agua pura de la fuente, subíamos al monte, hacíamos cabañas, en el trastero del la Fonda Vidaller leía números retrasados del Reader's digest , y jugábamos todo el día en la calle haciendo el animal , hacíamos la guerra a pedradas contra la pandilla contraria y si volvías herido a casa nadie te regañaba.
La idea de que tu padre se enfrentara en tu defensa contra el maestro, el párroco, al alcalde o el policía era impensable. Si te cascaban por algo habrá sido. Nos bañábamos en la misma bañera con agua caliente una vez a la semana los cinco hermanos . En COU iba en una bicicleta en cuyos radios colocaba una carta de la baraja para que sonara a motor.
En verano entrábamos sin llamar en casa de los amigotes . Con ellos nos iniciamos en el sexo expiando parejas en los ríos, ocultos en los bojs, y en las fiestas competíamos en bailar con la "Culo Royo",y sentir la goma de su sostén. También tuvimos nuestra caja de gusanos de seda .
Esta es mi generación . Ahora desde la altura del tiempo contemplo el paso de la juventud algo desnortada sin adivinar hasta dónde llevará a este país tanto cabreo .
El pasado no parece servir de nada, y veo en un restaurante a un señor como yo que se se limita a contar a sus nietos estas lejanas y perdidas batallas....los críos le miran como si fuese un marciano.
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ESPACIO RADICAL: EL MONSTRUO DE FRANKESTEIN.
Tras rastrear en el Museo Arqueológico Nacional la vida de nuestros ancestros, por fin he descubierto la verdad desnuda de nuestros orígenes.
ResponderEliminarLucy, nuestra abuelita común, fue la inventora del juego del pañuelo.
En las excavaciones desarrolladas en 1956 en el nacimiento del Nilo, donde apareció el cráneo de la abuelita Lucy, aparecieron unos grabados en una cueva yesífera, muy bien conservados, de unos niños jugando al pañuelo.
Se ve a un adulto levantar una especie de trapo o primigenio tejido ( no sintético, evidentemente ) y a dos grupos de infantes organizados en sendos equipos.
El adulto grita: ¡ el doooooos !
Y cual gacelas perseguida por una leona salen corriendo hacia el trapo dos infantes, uno de cada equipo.
Al llegar al pañuelo, el ardid consiste en atrapar la enseña, y sin que te pille el contrincante, volver cagando virutas a tu equipo.
El vencedor es recibido por la peña entre vítores y hojas de laureles.
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Lucy sabía que aquel juego era muy útil para aligerar de testosterona el ímpetu juvenil.
Luego la Juventud baila se lanzaba al río para bañarse en pelotaris, y así limpiar su cuerpo y su alma de prejuicios e incómodos malos pensamientos.
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Más tarde, en la Edad de Bronce, se inventó el " churro, media manga, mangotero " en las riberas del río Sena.
Pero te va a costar trabajo encontrar un catedrático que lo reconozca.
La verdad desnuda de la Humanidad hay que leerla con mirada de niño.
Y eso, amigo, te costará más de media vida conseguirlo.