Esta mañana de Viernes santo anduve paseando por Zaragoza visitando monumentos.
Llevaba un frescor triste y mentolado en la cara, y un recuerdo que me colgaba de no sé dónde en la parte baja del abrigo del alma. Como un mendigo con un roto donde asoma un algo sucio.
Si alguien me hubiese echado una ojeada , hubiese visto un pobre hombre arqueando las cejas, hablando solo, algo torpe.
Llevaba mis recuerdos conmigo, y unas ganas desesperadas de estar en ninguna parte.
Entré en san Pedro, una iglesia en el casco antiguo.Cerré los ojos y escuché mi respiración. Recé un avemaría en silencio y en el "santa María" musité "Madre de Dios y Madre de Suso, ruega por nosotros...".
Eso bastó para encontrar una paz maravillosa, y toda esa tristeza se fue pasillo adelante hasta la entrada , abrió la puerta, y salió zingando como una sábana vieja al viento imperio.
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ESPACIO RADICAL: DE VUELTA A CASA.
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ESPACIO RADICAL: DE VUELTA A CASA.
Susto: Hay que guardar entradas en la recámara.
ResponderEliminarPero sin pasarse.