domingo, 30 de abril de 2017

MAÑOS AL SOL.


Es muy difícil ser feliz sin hacer el ridículo. 

En cuanto bajas un poco la guardia te ves sonriendo en plan californiano con la dentadura postiza, perfecta , gritando que se besen, que se besen , en la boda de tu prima . 

En Sant Cugat  los niños de padres felices nacen ya   con cara de pijos

Las madres felices  de Sant Cugat   pasean unos cuerpos moldeados, plastificados, cortados por la línea de puntos  en  la piel en las clínicas de cirugía estética . Esta iconografía  es la última forma de terror: expresa la necesidad moderna de parecer feliz a toda costa. Debido a esta dictadura hoy nadie se atreve a aburrirse y menos a confesarlo. 

Cerca  de casa  hay  un restaurante La Barra. Escucho una  conversación en una terraza . Simulan un grado de dicha  que no tienen. Como visten, se peinan, ríen, charlan  de unas pistas de  ski. Y de repente se ven abocados a parecer  lo que no son . Su  tedio es profundo, solar, aromático,  como un melocotón a punto de pudrirse. 

Frente a esta felicidad  recuerdo  el  aburrimiento de mis veranos  adolescentes . Eran   como una frontera interior que debías conquistar bajo la crueldad de la canícula, pero no existía ningún reto de belleza, ningún simulacro corporal, ninguna ansiedad  en  mis padres por ser jóvenes. 

El aburrimiento del verano te iba calando hasta que todo tu cuerpo se convertía en naturaleza y nadie se avergonzaba de no ser feliz. Simplemente éramos maños al sol. 



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ESPACIO RADICAL: LA CODORNIZ

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