Gordon Allport escribió que tener un prejuicio es estar «absolutamente seguro de una cosa que no se sabe».
No sólo sucede con los prejuicios, los celos también tienen algo de eso.
Seleccionamos la información de tal manera que sólo percibimos aquellos datos que corroboran nuestro prejuicio, por lo que se vuelven crónicos. La obstinación en el error es su marca de fábrica.
Seleccionamos la información de tal manera que sólo percibimos aquellos datos que corroboran nuestro prejuicio, por lo que se vuelven crónicos. La obstinación en el error es su marca de fábrica.
Un ejemplo: dos ratones contemplan desde la encimera de una cocina un objeto que hay encima de la mesa.
«Es jabón», dice Luis , ratón de biblioteca, emprendedor , práctico, realista y, sobre todo, muy suyo.
«Es queso», responde el otro. «¡Es jabón!». «¡Es queso!».
Hartos de la disputa deciden bajar a comprobar de qué se trata. Luis le da un bocado a la materia de la discordia y sentencia: «Sabe a queso, pero es jabón».
Pues eso, que no hay nada que hacer.
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