«Se dice que Dios es invisible. Y alguien me lo ha planteado alguna vez
como objeción; yo le pregunté si había estado en un escenario de
teatro, y le expliqué que, desde la escena, no se suele ver nada del
espacio ocupado por los espectadores. A pesar de hallarse allí cientos
de espectadores, uno sólo percibe una especie de gran agujero negro,
pero sabe que está actuando ante el público.
Lo mismo sucede con el
Señor. El gran Espectador está sentado en su palco, tú no sabes dónde,
no puedes verlo. Pero sabes que está allí. "Entiende ante quién estás",
dice la Torá. Asume tu responsabilidad de igual modo que el actor
representa su papel». (Victor Frankl).
Y también, añado, asume que estás junto a otros actores.
Actuemos de tal manera que el Gran Espectador pase un buen rato viendo nuestra vida. Es seguro , eso lo sabemos, que nos observa con ojos de padre, que , quizás, a veces mire para otro lado, o exclame "¡joder qué tíos!".
En estas horas de dolores anónimos , pábilos que parpadean, intuyo que Él está muy atento, y conmovido.
En mi opinión somos demasiado empiristas. Lo que no percibimos por los sentidos, no existe.
ResponderEliminarTambién hay un conocimiento intuitivo. Pienso que a veces lo confundimos con el conocimiento sensible. Cuando decimos 'mi padre me ha dicho algo desde el más allá' hemos tenido una intuición, pero no hemos oído físicamente nada.
Te queremos todos mucho, Suso! No sé si viene a cuento con la entrada (supongo que sí en cierto modo) pero en cualquier caso me gusta recordártelo... :) Un beso enorme. Morley
ResponderEliminarY lo agradezco y comparto, Morley!
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