“¿Qué hay más hermoso que una catedral?, se pregunta Maeztu...las ruinas de una catedral”.
Ando por estas montañas de Galicia y encuentras aquí y allá las ruinas de casas que en su día fueron destinos de familias enteras.
Imaginas la vida que debió de ser , perdidos donde el viento da la vuelta.
En su día debió de ser un mundo que se intuye muy cerrado.
Hoy el lugar es de una belleza impresionante.
La soledad, la hora de la madrugada, el gris del amanecer, hechiza. Me sentía afortunado.
En el barroco las ruinas era un género. Quevedo y los muros de su patria son un clásico. Las ruinas se identificaba con el amor. Esos tíos veían los restos de Ítaca y se ponían a pensar en la fugacidad de la vida y de los amores. De allí el famoso “Carpe Diem”: vive al día que esto pasa rápido.
Paseando por la playa en la Illa de Arousa también sientes la fugacidad de esto de aquí abajo. Las ruinas de carnes fofas que pasean sus pellejos como anuncios de Pompas Fúnebres " ABIERTA HASTA EL ATARDECER"...o "DON CIPOTE DE LA MANGA"
La ruinas del amor. Las ruinas, hablan del tiempo como obsesión. La piedras son las víctimas de la violencia del tiempo, que es su verdadero escultor. ¿Qué ha sido de la gloria de estos pueblos que un día producía admiración y temor santo?. ...¿o de ese cuerpazo Danone que se exhibe sin pudor...?
Las ruinas invitan a meditar sobre el tiempo y nuestro cuerpo.
Para muchos contemplar las ruinas les lleva a optar por el desprendimiento, la pobreza, el desapego y la contemplación.
Otros acostumbran a hablar de la fugacidad de la belleza en las flores – la famosa fragilidad de la rosa- y les lleva a gozar del presente, la vida se escapa.
Valdés Leal, con esos cuadros que acojona al más pintado, con cardenales putrefactados vestidos de fastuosa ridiculez y con el cartelico que reza “In ictu oculi”...la vida es un parpadeo, un abrir y cerrar de ojos.
Este pueblo sigue solitario, rodeado de los sonidos de la naturaleza, del mar, la brisa en los árboles. De regreso me zampé un bocata de jamón y queso con tomate a la salud de los señores que en su día fueron.
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Muy inspirado Suso!
ResponderEliminarPicapleitos