A mis padres les he hecho sufrir desde bien pequeñajo.
Fumo desde los 9 años, y eso significa que tuve que mentir, sisar bastante dinero, esconder las pruebas del delito, aprender a hablar echando el aliento padentro, y mil perrerías que uno se pergeñaba para que no lo pillaran.
Lo malo, o lo bueno, es que siempre me pillaban : era de una candidez extraordinaria.
En las fotos que se conservan de mi madre cuando era soltera, novia, esposa primeriza, era una mujer de una belleza racial, agitanada, hermosísima. Aquí, cuando mi madre era normal y no hablaba a solas consigo misma, y no había cometido el error de tener un Suso.
Yo la conocí igualmente bellísima, pero que a veces se quedaba como absorta y hablando sola. La estoy viendo en la pequeña sala de estar haciendo labores , con la boca abierta, gesticulando con las cejas, y dándose palique a sí misma:
- Pues si te crees que, ¡hummm!...¡vas bueno!...¡si es que no puede ser !...¡Jesús, qué hijo!...¡pues lo tienes claro!...¡ya te voy a dar yo cigarros!, ¡hummm!...
Aquí , ya comenzaba a hablar con una paloma, poco antes de hacerlo a solas...
Yo la escuchaba:
- ¿Quieres algo, mamá?
- Rezo para que cuando te cases no tengas unos hijos como tú..
Yo la veía hablar sola, gesticulando, suspirando, y gimiendo "hummmm", y pensaba “mamá se está volviendo loca”. Procuraba durante esos brotes no acercarme a ella, no fuera a clavarme las agujas de punto de cruz, al grito de “¡¡¡MUERE!!!
Esta es mi madre cuando comenzó a recitar sus soliloquios:
Luego descubrí que la mayoría de las madres hablan solas: como los muñecos de José Luis Moreno, sólo que accionados por la mano invisible del cerebro que lleva las pulsiones de la angustia.
Y también descubrí la Ley de Suso sobre Madres Ventrílocuas: si mamá habla sola, no está loca. Las locas no hablan solas, ejecutan.
Después, mucho después, caí en la cuenta que he hecho hablar a solas consigo mismas a muchas mujeres...y a mi madre, siempre.
Y hoy me rindo ante ella.
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