domingo, 19 de julio de 2020

LO APRENDÍ DE JOSEFA.

A veces da miedo…da miedo sentirlo. Ese momento en el que eres consciente de que quieres a alguien y  es esa mezcla de ilusión, ganas, vértigo, ceguera y contradicción. 

Y tienes miedo. Miedo porque sabes que has fallado tantas veces. Que no eres de fiar. Que no hay manera. Que parece que estás hecho para que te perdonen. 

Ese momento en el que te sientes tan seguro tan  y vulnerable, que puedes ascender y caer como un pingajo, completo  y confuso, el puzle hecho primorosamente  y con el temor de que un manotazo desbarate todo.

Y también  miedo a ser querido, a que hagan de ti un dios y después no te perdonen que no lo seas…decepcionar, hacer daño, ser otro fracaso, no estar a la altura, no dar lo suficiente… ¡crear tantas expectativas para nada!

Ese acojone que nos pone límites, que nos hace dudar de nosotros, que subraya nuestra pequeñez,...

¡ No somos conscientes de nuestro valor, de la felicidad que podemos aportar a quien nos ama y nosotros correspondemos.

Hace tiempo tomé la decisión de  que el amor no se razona. Ni se piensa. Ni se teme.

Que nadie, ni siquiera uno mismo tendría que pagar por mis fracasos pasados. La cagué, y ya está. Hasta la próxima. Pronto en los mejores cines.

Hace tiempo decidí que lo que no se vive, se  muere, que amar es un regalo que siempre hay que abrir y disfrutar.

Y entendí que amar no es tocar los cojones con posesivos. Que el amor  es una vela que si la encierras en un vaso se apaga. Que amar no se pide  porque lo que se recibe es de verdad. Entendí que hay millones de maneras de amar y todas son buenas. Las raras también. Y entendí que el amor se acaba pero no nosotros con él.

Hace tiempo decidí decir “te quiero” a mucha gente ,  a pesar de no saber si se es correspondido. Que, aunque dé miedo, prefiero que la otra persona lo sepa porque a lo peor ni hay otra ocasión. 

Porque no tenemos comprada la vida, ni el tiempo, ni la ocasión de decirlo en otro momento. Porque  es grande ser querido. Porque, si no se dice con palabras, se dice sin ellas. 

Porque creo que es muy difícil ocultar el amor. Y porque cuando digo “te quiero”, siempre es cierto. Siempre acierto.

¡ Gracias , Josefa!, eso lo aprendí de ti.


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