martes, 5 de enero de 2021

PORQUE SI NO, ¡ VAYA ESTRAFA!

 Uno piensa muchas mañanas que la vida es una mierda y que sería mejor quedarse en la cama. Pero luego abre los ojos, se viste y le surgen dudas frente a la taza de café.


Sí, es verdad que la vida es un asco y más cuando alguien se empieza a hacer viejo y le fallan la vista, las piernas, la dentadura , la palanca y el pulso. 


Y , aunque las esperanzas son mínimas de que cambie la suerte, algunas cosas  sí merecen la pena.


Me pasa lo mismo que a Woody Allen en Manhattan cuando le abandona la adolescente de la que se ha enamorado y al reflexionar frente a una grabadora se da cuenta de que tiene bastantes motivos para seguir viviendo.


Bien pensado, si tuviera que dejar hoy este mundo, lamentaría perderme el próximo estreno de Sabina ( entre tanta porquería  siempre hay una flor en el estercolero )  , las películas de Wilder , la sopa de ajo,  Bach, la llegada de las primeras nieves de invierno, la cara de mi madre, que aún puedo disfrutar,   la mirada de Mariajosé,  y alguna novela por descubrir. 


Pero lo cierto es que   la vida es poca cosa y hay muchas razones para deprimirse a la vista no ya sólo de las contingencias del azar, que puede hacer que te cruces con un alguien triste y porcino,  sino también de las propias limitaciones que el tiempo va aflorando.


He vivido como un hombre corriente, no he sido un héroe ni un cobarde, me he equivocado en un montón de ocasiones y he juzgado mal a muchas  personas. 


Pero nada de eso tiene arreglo. Es demasiado tarde para cambiar.


Lo más doloroso  es que uno se da cuenta de su propia irrelevancia, del fracaso de cualquier empeño por transformar el mundo. 


Pertenezco a la generación que quisimos ser santos y  cambiar el mundo y lo que constato es que , en fin,  nada de nada.


La maldición  consiste en que se empieza a ser demasiado consciente de lo que pudo ser y no fue, de la existencia de ese abismo entre los deseos y la realidad. 


Sin embargo, mentiría si dijera que me siento frustrado porque no lo estoy: he jugado la partida y los dados han sido caprichosos, pero no injustos. Lo malo se ha equilibrado con lo bueno.


Aunque la vida está llena de decepciones, aunque el espectáculo es deplorable, prefiero seguir teniendo los ojos abiertos y no perderme la función. 


Y, la verdad,  espero que  haya un Dios, que sea como Él  dijo que  era: un Padre.


Porque si no,  ¡ vaya estafa!






1 comentario:

  1. Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde...

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