jueves, 21 de enero de 2021

¿ CUÁNTO DURARÁ UN NIÑO?

Una leyenda habla de los otros hijos de Eva.


Eva estaba en el paraíso con sus hijos y Dios los quiso conocer. Pero ella no se los enseñó todos, sino que eligió los más guapos, limpios y educados, para no tener que avergonzarse de los demás, que escondió en el bosque.

Cuando lo hubo hecho, comprendió que, para que Dios no descubriera su engaño, los hijos que había sustraído a su mirada tendrían que permanecer ocultos para siempre.

Y fue de esa estirpe de donde surgieron hadas, elfos, duendes y las otras criaturas ocultas del bosque.

El mundo de los cuentos habla de todas esas criaturas. Habla de los niños que mató Herodes, de los niños perdidos de Peter Pan, de los hijos que Eva apartó de la mirada de Dios.

En ellos está todo aquello a lo que debemos renunciar al crecer, ese mundo de azoteas y ventanas iluminadas que solo vive en el interior de los sueños.

Pero esos niños siempre se las arreglan para regresar.

Regresan cuando leemos un libro o escuchamos una canción. Regresan cuando amamos a alguien, cuando jugamos con nuestros hijos, cuando buscamos la compañía de los animales. Regresan en nuestros sueños. Representan todo lo que vive más allá de las fronteras de nuestra razón, todo eso que somos y que no cabe en lo real.

En los discapacitados también regresan, y en los downs, en toda esa gente que abandonamos , también en aquellos que no han podido nacer por la mentalidad genocida de los "guapos, limpios, educados".

Cuando rezas también regresan.

Jugar es mirar por los ojos de esos niños perdidos, reunirse en secreto con ellos, hacer lo que nos piden.

“Cuánto durará un niño”, se pregunta Julio Cortázar. Y enseguida responde: “Un niño durará todo lo que duren sus juegos”.



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