Mi casa está cubierta por la maleza de tu recuerdo, por esas malas hierbas de la nostalgia y de la culpa, por la hiedra del dolor que me abraza, me ahoga, me está dejando sin luz.
Mi casa, mi pena a cada rato, que se traslada a 29, 8 km por segundo, como la tierra alrededor del sol, de ti.
Mi pobre amor y dolor, voraz, es el dolor de ida y vuelta, dolerme doblemente.
¡ Qué pena !: dolor en el tejado , en las cañerías, en las ventanas , en el umbral.
Ya no suena el timbre. No importa. Nadie llama.
Nunca tanto cariño doloroso, nunca tanta estupidez como la mía , nunca el fuego se puso de esa forma tan obscena en la ventana para que se lo bebiera el viento .
Precioso.
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