domingo, 12 de enero de 2014

MERCEDES SALISACHS


Termino de leer la última novela de Mercedes Salisachs, “El caudal de las noches vacías”. 

Maravillosa. De esta mujer he leído casi todo lo que ha caído en mis manos. Tiene oficio, describe como nadie una sociedad que conoce muy bien: la alta burguesía catalana. Y aunque bucea siempre los mismos temas, desde ángulos distintos, es una novelista universal.

Sus novelas son sucesivos estratos del mismo yacimiento geológico, donde va desenterrando restos de naufragios.

Otra vez, la gran señora nos lleva de la mano a un mundo egoísta, frío,ridículo, y lo hace al microscopio de su mirada. No se anda con paños calientes describiendo la caída estúpida de un ingenuo sacerdote que se parece a muchos que algunos reconocerán fácilmente.

Hemos conocido familias así, de esas que veranean en Puicerdá, en el Maresme, en Baqueira y... 

Yo era un joven provinciano de Zaragoza, y me encuentro en Barcelona de preceptor/tutor de un niño de una familia que en su casa tenía algún Greco, algún Rembrandt, una colección de coches antiguos...y un mayordomo con librea que te recibía al llamar a la puerta.

Imaginad mi cara, con 22 años...y la del mayordomo. 

El problema de esa familia, y después lo viví con otras, y con otros personajes -todos perfectamente reconocibles en las novelas de Salisachs, era que se sentían herederos de una saga. El peso de la dinastía. Somos “los Tal “.

En general- había excepciones- era una educación basada en la frialdad y el control. Podía ser que no hubiese control, entonces la frialdad era heladora y paralizante. 

Los retoños crecían con un orgullo megadesarrollado, y unos aires que hacían muy difícil que echaran raíces de normalidad. Tocados del ala afectiva, ignorantes de la trampa que les habían tendido, no había forma de sembrar nada en esos corazones que tenían sus propios jardineros, expertos en plantas de invernadero, y en bonsais.
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5 comentarios:

  1. probando, probando...
    probando,probando...

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  2. Se lo regalé a mi madre por Reyes: me costó encontrarlo en Barcelona. Es una novelista universal, mala suerte haber nacido en Barcelona, donde ya no se entiende lo universal, lo internacional (me gustaría cantar La Internacional con los partidos de izquierda); nos hemos convertido en una sociedad mezquina, que es la consecuencia lógica de la sociedad que desde los años cincuenta describe esta autora. A veces me pregunto si es ella misma, con sus 97 años, la que sigue escribiendo; sus libros han pasado de lo argumental a lo filosófico reflexivo.

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  3. Yo lo terminé ayer, como todos los de esta autora me ha parecido una joya: literatura elegante, de calidad y pulcra. Fundamentalmente Salisachs te hace pensar, plantea las cosas sin concesiones, sus argumentos suelen ser duros y no suele poner paños calientes. Asegura que es su último libro, un excelente colofón.

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  4. Todo Salisachs es fantástico.

    Pero como no es de la seva...

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