domingo, 27 de abril de 2014

DOS PRIMEROS ENCUENTROS CON JUAN PABLO II.



Esta fue la primera vez que vi a Juan Pablo II.

Me tocó el dedico cuando pasó por frente de mi cuerpo estrujado por una masa  de peña absolutamente desaforada y enloquecida. ¡Ni que no hubieran visto nunca un Papa en su vida!.

Y es verdad. Nunca nadie antes había estado tan cerca de un Papa. Juan Pablo fue el primero que en sus encuentros en la sala Nervi, o de Pablo VI, entraba por el pasillo  a dejarse tocar.

La gente le gritaba "¡¡¡PAPAAAA!!!, ¡¡¡PAPAAAAA!!!, como si el hombre estuviese  a miles de kilómetros...¡¡¡LE QUIERO!!!...¡¡¡LE AUJJJ...!!!¡CABRONA, COÑO, QUE NO PUEDO RESPIRAR!!!.

Yo creo que desde la perspectiva del santo Padre se nos debía de ver azules , por la axfisia...."Stanislaw"- le diría a su secretario- ¡parecen el logotipo de Ducados estos de la prelatura!".

Allí vi algo bien curioso. A una fiel con acento  muy raro (tal vez producido por la oxigenación tisular), se le cayó un rosario al pasar el Papa. Él se agachó a recogerlo, lo bendijo, y se lo devolvió.

¡¡¡Y cientos de rosarios fueron lanzados al suelo con el propósito de que Juan Pablo se agachara a por ellos a bendecirlos y entregarlos a la piadosa plebe!!!.

Le hizo gracia el gesto al Papa, se rió, dijo que no con el dedo...y no cayó en la trampa.

La segunda vez que vi a Juan Pablo II fue al año siguiente. Ya iba de tuno.



Allí le eché bastante cara.

Estábamos en una especie de estrado donde había gente muy principal del congreso del UNIV (todavía me despierto de madrugada gritando en la cama, entre sudores - y el pasmo de Manuela: ¡¡¡UNIV VIVA EL PAPA, UNIV VIVA EL PAPA !!!

Y  pensé: "esta es la mía!"...."le pido  la beca al compañero tuno, me adelanto en la fila , y cuando llegue el  pontífice,  se la impongo como si fuese un acto protocolario del congreso".

Y así lo hice. Llegué a la primera fila con esa excusa, que coló. El Papa se acercaba...y yo me barruntaba qué  decirle, qué hacer...

Y se planta delante...yo, nervioso, me doy cuenta que no sé como se pone una beca (tiene su rito, hay que hacerlo con cierta solemnidad) así que dije "¡a tomal pol saco!", y se la lanzo al aire para que le caiga en el hombro , como podéis ver: un zurullo nada litúrgico.

Le cojo de la mano y le digo: ¡¡¡JHWIQIUDU!!!.

Alguien de seguridad me había dado en un nervio de una parte de mi cuerpo cercano al riñón que me dejó absolutamente  Panete: vi al Cristo de la sala Nervi vestido de Lola Flores.

Ya veis que anecdotón.

Entonces era joven, guapo, y de una ingenuidad maravillosa. Hasta tenía pelo.

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El que sale fotografiando al Papa en la primera foto era un chileno que se llamaba Augusto Schuster. Tan intensa fue la experiencia que recuerdas todo.

4 comentarios:

  1. Buenos días Suso, no me has respondido si era el 79! Creo que recuerdo todo lo que cuentas, y el 79 es el año que yo fui al UNIV

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  2. Creo que la primera foto es del 79, la de tuno del 80...pero no lo tengo muy claro, la verdad.

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  3. ¡Gracias! Recuerdo haber oído tus aventuras cuando yo estaba en la SF, pero no sabía el nombre del numerario protagonista, evidentemente.
    Que tengas un día lleno de buenos recuerdos de Roma, te los mereces

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  4. Estadio Santiago Bernabeu, Madrissss.
    Por aquel entonces perseguia exausto a una rubia madrileña de armas tomar, agil como una gacela, la machacha conseguia de mi el cielo, la tierra y media docenas de galaxias. Entregadito me tenia la femina.
    Me llama para quedar y dar un voltio. Asi que me pongo bien guapete y me repaso la ley de Omhs, la de la impedancia y la teoria de circuitos. Pura electricidad juvenil.
    Me cita en una esquina de la calle Concha Espina, donde un clamor general recorre el mundo.
    Pienso, hoy debe de jugar el Madrid. Miles de aficionados vaticanos, con banderas blancas con una raya amarilla ocupan el centro de la mitad del mundo mundial.
    La rubia que me agarra de la mano y me lleva al Bernabeu con una sonrisa profiden de mil kilates.
    Salimos al campo por el vomitorio del fondo sur, y me doy de bruces con el Coliseo Romano.
    Si, fue asi, estaba en el Santiago Bernabeu, pero en realidad era el siglo II, el emperador Augusto daba matarile a los hippys de los cristianos y los leones de la Metro te comian los intestinos mientras sonaban las fanfarrias y las trompetas.
    Y de pronto, sale al estrado el gladiador Pablo, a su bola, con gesto de hacer mas kilometros que el gordo Michelin, y nos dice a bocajarro justo lo que nuestra pecadora alma de perseguidores de rubias necesitaba oir.
    No tengais miedo.
    Y se prudujo la magia.
    Ochenta mil mindunguis que habian suspendido el latin, se pusieron de acuerdo para darle las gracias al gladiador Juan Pablo, ese polaco enorme que era capaz de partirte en dos con un golpe de su espada de plata.
    TOOOOOOOTUUUUSSS TUUUUUUS !!
    ...
    Le echo de menos.
    La rubia paso por mi vida, pero el muy ladino me robo algo.
    ...
    Todavia ando buscandolo por la acera de Concha Espina.

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