martes, 1 de abril de 2014

COCHINA PEREZA




Un automóvil es buen reflejo de la personalidad de su propietario: enséñame el interior de tu automóvil y te diré el estado de tu vida interior.

El mío me define muy bien. Entra alguien dentro y siempre comenta lo mismo, “¡vaya de mierda que tienes,colega!”. Soy muy desordenado y bastante precipitado. Quiero decir que un día se me cae la ceniza, o ese trago de cerveza que se mete por el agujero que no debe y me da un golpe de tos que dejo el parabrisas, la guantera y el volante hecho un perlado de burbujitas (queda bien,la verdad, sobre todo si está atardeciendo, esas bolitas de color verde fluorescente, parece que estás en Navidad).

No entiendo cómo los fabricantes de coches no han caído aún en la cuenta en colocar un limpia parabrisas en el interior, paralelo al de fuera. O, ¿qué pasa?, ¿soy el único que le dan unos estornudos escalofriantes, de esos que no avisan, y que dejas el cristal interior hecho un zorrostrio...en fin, que la mierda se acumula y se acumula hasta que un día te entra la vergüenza y te gastas una pasta en un rumano que hay en el Carrefour que se tira un día entero para dejártelo fetén.

Eso sí, siempre me disculpo con él. No es que me dé vergüenza, pero algo me dice que es como si el tipo antes de entrar en el coche tuviera que respirar hondo tres veces, bocaneando, para introducirse en una amnea libre, sin oxígeno, que quizás sea la última de su vida.

Alguien pensará, “¡pues qué guarro!”.

No estoy seguro que todo sea guarrería. Yo creo que es más pereza e inadvertencia. Al menos en mi caso. 

Hay gente que lleva el coche como una patena, inclusamente con avituallamiento de gamuzas, pincelitos, fragancias de pino, de ámbar y cunucú, los CD en sus cajitas, el retrovisor que da gusto mirarse y la margarita en el culo- en el culo del coche, se entiende-, si eres mujer persona cuerpo conductora. Son los mismos que hace años llevaban un cojín en la parte trasera, o un perro pastor que movía la cabeza como mi madre cuando me veía hacer algo mal y se ponía en jarras y decía !humm, hummm!, y movía la cabeza de lado a lado.

En mi casa eramos siete: dos papis, cinco hermanos. Cuando llegaba del colegio me hacía un bocata. Abría el pan con el cuchillo, cortaba las rodajas de chorizo y,¡vaya!, se caía una al suelo. Entonces, de modo reflejo, le daba una patadita al choricín y,¡hala!,desaparecía debajo de la encimera...¡milagro! Otro día era un trozo de chocolate...patadita y,¡pimba!,¡desaparecía!. Otro era el tape del yogurt, que se caía también...patadita y...¡acertasteis!, ¡fiús,ya no estaba!.

Esto es pereza. Comprensible pereza.

Pasaron los días, los meses, los años, y un día mi padre, después de horas de infatigable trabajo, decidió cambiar la encimera de la cocina y la cocina toda. Y aparecieron unos tipos con su mono y sus cosas. Tomaron medidas. Allí estábamos todos,expectantes...¡¡¡una cocina nueva!!!. Desencajaron la encimera y...

Entonces oímos unos gritos desgarradores, escalofriantes. Eran de los operarios, de mi madre, de mi padre...

¡¡¡ DIOS MÍO, AJJJJJJJJJJJJJJJJJJ...!!!...¿QUÉ COÑO ES ESOOOOOOO?...¡¡¡QUÉ ASCO!!!...¡¡¡VAYA MIEEEEERDAAAAAAAAAAAAA!!!

Todavía no se había rodado Alien el 8º pasajero, pero estaba allí, en lo más profundo de la encimera, palpitando en la oscuridad, esperando a que alguien le diera luz.

Todos me miraron...¿Y esto? ( “esto” era un grumo de migas de pan,trozos de chorizo mugriento, ronchas de choped putrefactas, Marías Fontanedas en un estado lamentable...en fin, cosas que la pluma no puede, no debe escribir).

Y, claro, la bronca me la llevé yo. ¿Qué pasa?,¿era el único que se le caen cosas la suelo, hein?, me defendí.

Hoy, treinta y pico años después, viendo mi coche, reconozco que sí.

“Sinior, sinior” -me dice el rumano- “mi incontri esto en el cuchie”...¡joder!,¡un paquete de tabaco Píper mentolado!...¿pero se fabrica aún el Píper mentolado?

12 comentarios:

  1. Nosotros todavía, que no tenemos niños.
    Pero he visto antaño pulcros conductores claudicar: lo que te puedes encontrar en un coche donde viajan niños. Hasta truños. Me subí en el coche de un amigo, que olía fatal, tras una investigación encontramos uno debajo del asiento del copiloto. Como los que flotan en la bañera.
    Vivan los niños!

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  2. eso es pereza o acídia, la madre de todos los vicios es la pereza (o acídia), lo dije y lo digo y lo diré

    jorge

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    1. Jorge: no seas perezoso y estudia ortografía. Acidia no lleva tilde. Y encima dos veces.

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  3. No es la pereza la madre de todos los vicios sino la curiosidad (y, también, el vicio de todas las madres).

    Por otra parte, la verdad habla por la boca de Suso. Tras años de estudio de la especie humana, tengo comprobado que, como condición necesaria (aunque, ojo, no suficiente), las personas con el coche sucio tienen sentido del humor. Consecuentemente, las personas con el coche limpito suelen ser unos aburridos estereotipados. ¿Por qué? No lo sé.

    Hay coches que más que darse de baja deberían donarse a la ciencia. Allí, y de forma concentrada, hay protohistoria, el origen de la vida, inflatrones, el yin y el yan, alegrías, tristezas, éxitos y fracasos, ambiciones nobles… Todo. Buscamos explicaciones en el Big Bang, construimos costosísimos observatorios, aceleradores de partículas, sintetizamos bacterias, hacemos expediciones a lo más alto y a lo más profundo… sin pensar que las soluciones están a nuestro alcance. Están allí, en ese garaje o aparcados en la vía pública. Fieles, discretos, aguardan pacientemente a su dueño: a ti, a mí.

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  4. lamentable
    Picapleitos

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  5. Gracias suso y luxindex, genial

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  6. Antipunto 1 (con todo mi cariño)

    «Que tu vida
    no sea una vida estéril.

    —No laves el coche. —Que deje poso, ¡que cree madre! —Emplea tu tiempo como lo haces, en otras personas, con amor. Haces bien en dejarte de mariconadas de ambientadores, tapetes de croché y perros desnucados con la lengua colgando.

    No limpies
    tu coche de la señal noble y pura
    que dejó
    tu esfuerzo por ganarte la vida
    para ofrecerla a quien salva la tuya.

    —Y enciende
    cuando vuelvas a casa
    el radiocasete (o como se diga hoy)
    para que, a toda pastilla,
    suene esa música que te hace llorar por cansancio,
    por la dura jornada…
    y por otras cosas:
    por lo importante.

    Que suene, Suso.

    ¡Que suene por todos los caminos de la tierra!».

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    1. Genial, genial, genial, me acuso de que con vuestra música ya ni siquiera estoy cansada

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  7. ¡Soy una sosa degenerada! (llevo el coche limpito) ¡Ni siquiera fumo ni como en el coche para que no huela mal! Ahora mismo cojo a los niños, un par de bolsas de Doritos y unos ceniceros sucios y voy a solucionarlo. ¡Esperadme! (Diré en mi descargo que tampoco llevo nada para tunearlo. Por no poner, ni pongo la pegatina de la ITV. Para mí, es como una batidora cara o como cualquer otra herramienta: un cacharro pal curro)

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    1. C. S., las excepciones, a parte de para discutir, sirven para confirmar la regla. Además, dedicándote a lo que te dedicas, tu excepción es un caso palmario de deformación profesional.

      ¡Ya podrás ser una sosa degenerada cuando te jubiles, confía!

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  8. Tengo el convencimiento en estos momentos de que uno de los ingredientes más importantes de la pereza es el cambio de hora. A mí, por lo menos, me tiene matada.

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  9. suso, no has cambiado

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