Ayer perdí el móvil.
Salí a andar a las seis, hice fotos de un amanecer naranja...y no sé qué pasó.
No fue un buen día ayer. También el portátil se quedó sin batería, y me dejé el cargador en Valladolid.
Y tengo la impresión - desagradable al principio, placentera después- de estar más colgado que un fuet. Ayer estuve desorientado, porque hasta mi reloj era mi móvil.
Somos costumbre. Y este aislamiento forzoso me parece algo muy recomendable.
No sé quién aconsejaba que "si quieres ser
feliz un día emborráchate, si quieres ser feliz una semana, cásate, y si
quieres ser feliz toda la vida, sé jardinero.”.
Ese silencio obligado por las circunstancias te lleva al obrar de los jardineros: jardineros del tiempo, a juego con las estaciones, la paciente espera, los ritmos de una vida que tiene sus propios ciclos.
¡Cuántas cosas nos sobran!
Buenos dias Suso, buenisimo!
ResponderEliminarUn conocido mìo de hace mucho tiempo decìa a menudo: "La televisiòn es un electrodomestico con un botòn para apagarlo".
ResponderEliminarMe parece que se puede -se debe!- decir lo mismo de los mòviles y partatiles...
Al final todo se resume en la educación, si educación. Los móviles de última generación generan una gran dependencia, hay veces que estas rodeado de gente, pero solo, ya que todo el mundo está concentrado en su pantalla.
ResponderEliminarPero también son una fuente inagotable de alegrías, reencuentros con viejos amigos, y de conversaciones en grupo cuando uno está solo, por no hablar de las facilidades a nivel laboral,,,
Cuando llevo unos días fuera de casa, y me llega una foto de mi hijo, se disipan las nubes negras y arranco con nuevo ánimo. Gracias a el móvil consigo ver y hablar con mi padre, que vive a 600km de mi, todos los días. Mi familia ha podido presenciar en directo el crecimiento de mi hijo y he podido inmortalizar momentos que antes hubiera sido imposible.
Eso si, como todo tiene su momento.
El otro día leía en una cafetería, " No tenemos WIFI, por favor hablen entre ustedes"
Pues eso.